Pensiones: una decisión crucial

Jaime Munita

Nuestro país hoy se encuentra en un momento crucial. La reforma previsional que se tramita en el Congreso tiene la posibilidad de aportar sustancialmente a la construcción de la red de seguridad social que Chile necesita. Cuán sólida sea finalmente esta red, desde la óptica previsional, es lo que está en manos de nuestros legisladores y autoridades de gobierno.

El último informe de la OCDE, “Perspectivas de pensiones 2018”, muestra caminos concretos para guiar este momento de discusión. Dice que “los sistemas de pensiones bien diseñados necesitan mecanismos automáticos que hagan coincidir los beneficios con las realidades demográficas y económicas”. No podemos sino estar de acuerdo. Como país debemos hacernos cargo de la problemática que presenta el envejecimiento de la población, con visión de futuro y a través de políticas públicas que incorporen esta necesaria mirada de largo plazo en su diseño.

Es aquí donde debemos preguntarnos si además de generar incentivos para postergar la jubilación, como ha propuesto el gobierno, deberíamos proyectar un aumento paulatino en la edad obligatoria de la jubilación, como en la mayoría de los países de la OCDE. Sabemos que esta medida es muy controversial y por ello a los gobiernos les cuesta tomarla, pero ahorrar por más tiempo para financiar un número mayor de años de jubilación es uno de los elementos clave para mejorar las pensiones. Cada año que se postergue la jubilación se incrementa en un 8% el monto de la pensión.

En este sentido, resulta fundamental generar una institucionalidad técnica que permita adecuar este parámetro a la realidad de nuestros tiempos, que es la realidad de un país que al 2050 proyecta que cerca de un tercio de la población será catalogada como “adulto mayor”. Dicha institucionalidad debe ser capaz de proyectar y anticipar los efectos de una tendencia que viene presentándose hace 25 años, donde el porcentaje de personas mayores de 60 ha ido aumentando paulatinamente, mientras que el número de menores de 15 disminuye.

Y para que lo anterior sea posible, debemos diseñar medidas que apunten a mejorar la calidad de vida durante la vejez; como país debemos prepararnos en forma integral para un período que será cada vez más extenso y con una creciente población. Y en este sentido, las empresas tenemos mucho por hacer, como asumir el enorme desafío de incorporar la longevidad de nuestros colaboradores con períodos laboralmente activos más extensos, por lo que resulta clave implementar acciones que flexibilicen las condiciones de trabajo y se adapten a esta nueva realidad.

Las pensiones son la cara visible de un país que envejece, de ahí la importancia de tomar esta crucial decisión oportunamente, para que contemos como país con un sistema previsional financieramente viable y sostenible en el tiempo, lo que en buena medida pasa por tener la capacidad para responder a tiempo a los cambios que se presenten en la realidad demográfica de nuestra población.