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Sentirnos vivos

Jorge Bianchi Presidente Empresas Conscientes

Por: Jorge Bianchi | Publicado: Martes 30 de abril de 2019 a las 04:00 hrs.
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Jorge Bianchi

Parece una nueva moda: toda organización debe contar hoy con un propósito explícito, un "para qué," que dé sentido y significado a su existir. Si tu organización no lo tiene pareciese estar incompleta... En años recientes han surgido una diversidad de enunciados de propósito para todo tipo de negocios y asesores que te ayudan a crear uno para tu empresa. Pero que beneficios trae realmente, ¿creen las personas de la empresa en este propósito? ¿y las personas de afuera? Más importante aún: ¿crees tú?

Con la "moda" del propósito se cree, entre otras cosas, que se le está dando más sentido al trabajo. No tengo una "pega" para ganarme la vida, sino que me invitan a pensar que todos los días "contribuyo" a algo más trascendente. Se dice que la empresa pasa a existir más allá de lo primordial para generar retornos a sus accionistas y, existe más bien, para servir al propósito y como consecuencia de ello genera retornos financieros. Esta es la teoría.

En la práctica, lo que vemos es variopinto, resultados muy diversos a partir de esta moda de contar con un propósito. Un ejemplo son las organizaciones que más que un propósito terminan definiendo una suerte de slogan, que quieren usar en todas partes, hacia adentro y hacia afuera, hacia trabajadores y clientes por igual, y que termina trasluciendo un ánimo de campaña de posicionamiento. La efectividad de este enfoque es similar a la de las campañas: ayudan a asociar marca e identidad a ciertos atributos, sin embargo, no generan una credibilidad y convicción profundas. Otras organizaciones definen propósitos sumamente amplios: mejorar la vida de las personas, contribuir a la sociedad, solucionar problemas de la gente... La efectividad en estos casos es también limitada o nula, pues terminan siendo declaraciones de buenas intenciones.

Lo central de un propósito es que sea suficientemente específico y por sobre todo genuino, que genere brillo en los ojos y movimientos en el pecho en dueños, ejecutivos, trabajadores y otros stakeholders. Debe ser algo que se "destila" a partir del ADN de la organización, no una fabricación marketera. Es un reconocimiento a los anhelos de las personas involucradas, donde la reflexión sobre lo que nos mueve en lo profundo lleva a develar un enunciado que NO persigue aportarnos sentido o significado, sino que logra expresar con nitidez lo que nos hace sentir más vivos. Solo este tipo de propósitos logra realmente catapultar a las organizaciones excepcionales propias del siglo XXI.

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