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Sobre profecías autocumplidas y la temida recesión

Mauricio Cañas Director ejecutivo de Estrategia de BTG Pactual Wealth Management

Por: Mauricio Cañas | Publicado: Viernes 14 de diciembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Mauricio Cañas

Se acaba el año y, como hace tiempo no pasaba, se acerca un mal cierre generalizado en términos de desempeño en los mercados financieros. Acciones a la baja en Chile y a nivel global, bonos internacionales cayendo y dejando como único refugio a la renta fija local más el dólar entre las alternativas líquidas, y a los activos alternativos entre las opciones con menor liquidez.

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Las carteras de las AFP no escapan a esta dinámica, donde, con excepción de la opción más conservadora, todos los multifondos están cerrando con la menor rentabilidad anual en los últimos siete años. En este sentido, ya se han comentado en varias oportunidades durante el segundo semestre las razones que explican este pobre desempeño. Sin embargo, la temática que ha cobrado mayor fuerza en las últimas semanas es la percepción de un aumento sostenido en la probabilidad de que enfrentemos una recesión a nivel global en el corto plazo.

De hecho, varios bancos de inversión y expertos del mundo financiero a nivel internacional no han escondido estos temores, aludiendo a decisiones que han tomado líderes de algunas de las principales economías. Por ejemplo, en marzo, varias entidades asignaban menos de un 20% de probabilidad de que se concrete el peor escenario en 2019, lo cual se ha elevado a sobre un 30% durante los meses recientes.

En ese sentido, resulta interesante evaluar las causas comunes que preceden una recesión y contrastar si, efectivamente, estamos en presencia de estos precursores. Adicionalmente, vale la pena considerar que la atención se ha centrado en la economía norteamericana, en desmedro del peso de otras potencias como la Zona Euro o China.

Entre las principales causas que, eventualmente, podrían desencadenar el inicio de una recesión en Estados Unidos podemos encontrar una política monetaria en exceso restrictiva, un crash bursátil, una explosión de burbujas en activos financieros o inmobiliarios, una desregulación con implicancias de desajustes sistémicos o una deflación sostenida.

En esta línea, las dos primeras razones eventualmente requieren un monitoreo activo, aunque no a niveles que en realidad puedan desencadenar este escenario. Adicionalmente, las recesiones también se pueden generar porque el colectivo de los agentes económicos y tomadores de decisiones, siente una aversión a tomar acciones que sostengan el ritmo de crecimiento sin una razón objetiva, a lo cual podemos calificar como profecía autocumplida.

Si bien considero que la probabilidad de enfrentar una recesión en Estados Unidos es baja, uno de mis motivos favoritos para explicar el eventual desencadenamiento de una sería esta última razón. Así, con datos económicos que siguen mostrando solidez, es más relevante enfocarse en los débiles números que ha mostrado China, y en el estancamiento, entrampamiento y falta de herramientas que aquejan a las autoridades de la Zona Euro para apuntalar una máquina que sigue perdiendo fuerza.

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