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Una verdadera reforma de pensiones

FERNANDO CARMONA, NICOLÁS GRAU, DIEGO PARDOW Y CLAUDIA SANHUEZA Asesores económicos del comando de Gabriel Boric

Por: FERNANDO CARMONA, NICOLÁS GRAU, DIEGO PARDOW Y CLAUDIA SANHUEZA | Publicado: Miércoles 22 de septiembre de 2021 a las 04:00 hrs.
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FERNANDO CARMONA, NICOLÁS GRAU, DIEGO PARDOW Y CLAUDIA SANHUEZA

Actualmente nos encontramos en una situación crítica respecto de nuestro sistema de pensiones. Además del consenso transversal acerca de la urgencia de una reforma por los problemas de insuficiencia, falta de seguridad social e ilegitimidad, hoy se suman los efectos de la crisis sanitaria y los retiros previsionales.

Cuando se instaló el sistema actual, se trasladaron las contribuciones sociales obligatorias desde el sistema público a las AFP, cuya transición generó un importante costo fiscal. Eso significó menos recursos públicos para otras áreas sociales, incluida educación, salud, vivienda, entre otros. No podemos volver a cometer ese error, los ahorros previsionales deben ser usados para financiar la vejez, mejorando el financiamiento, los beneficios y reconfigurando la administración del sistema.

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Tomando en cuenta todo esto y las demandas sociales presentes desde hace ya varias décadas, se hace ineludible una reforma estructural en el sistema de pensiones. Una reforma que tome en consideración tanto los problemas de suficiencia, sustentabilidad financiera, como de legitimidad social. La seguridad social es la dimensión de la política pública que permite la cohesión social, y por lo mismo, es clave para el futuro de Chile.

La propuesta de Gabriel Boric incluye cambios administrativos, en el financiamiento y en los beneficios, sin tocar los ahorros actualmente acumulados por las personas. Primero, la creación de un órgano público autónomo, idóneo técnicamente, paritario y con representación incidente de las y los trabajadores, que invierta esos recursos con reglas de inversión justas y sostenibles.

En el ámbito del financiamiento se propone que el sistema de pensiones tenga financiamiento tripartito, en el sentido que además de las actuales contribuciones de las y los trabajadores y el Estado, exista una contribución de empleadores. En cuanto a los beneficios, se propone una pensión básica universal garantizada, no contributiva, reemplazando los beneficios focalizados actuales. En el Pilar Contributivo, finalmente, se propone una pensión vitalicia en función de lo contribuido por cada persona en su vida activa con un reconocimiento a las labores de cuidado, subsidio a los períodos de desempleo, y uso de tablas unisex. De esta manera, las personas que han contribuido lo mismo tendrán efectivamente la misma pensión.

Esta propuesta reconoce en la pensión de vejez tanto el esfuerzo individual, como la solidaridad intra e intergeneracional que necesitamos, combinando de manera virtuosa el ahorro con el reparto, para aumentar las pensiones actuales y darle sostenibilidad financiera al sistema en el largo plazo.

Las reformas de pensiones son complejas técnica, social y políticamente, razón por la cual se requiere un camino sin atajos. Lo que está claro es que el Chile actual no resiste el sistema actual de AFP. Es importante iniciar cuanto antes un diálogo social que incorpore el mundo del trabajo, empleadores y la sociedad civil, y una discusión técnica transversal para afinar el diseño de una futura reforma, que permita darle legitimidad y sostenibilidad en el tiempo.

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