Editorial

Ajuste y tipo de cambio real

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La volatilidad en los mercados internacionales constituye un llamado de atención respecto de una situación externa para el país crecientemente compleja, que nos recuerda, una vez más, que el crecimiento en el futuro cercano –y apetito por materias primas- de nuestro mayor socio comercial, China, podría estar enfriándose de forma mucho más abrupta. El precio del cobre ha tocado mínimos desde la crisis subprime, y los excedentes de Codelco en el primer semestre –que capturan una parte de la caída del metal- bajaron 33% interanual.


Buscando atenuar lo que se ha interpretado como ciclo, la política fiscal considera una expansión del gasto anunciada de 8,8% real, que implicará un déficit efectivo en torno a 3% del PIB. A esto se suma una autoridad monetaria que también ha buscado dar mayor impulso a través de una política bastante expansiva, con una TPM cercana a cero o incluso negativa en términos reales. Pero el espacio adicional para seguir intentado impulsar la actividad con estas herramientas –otra rebaja de la tasa referencial o expandir aún más el gasto- es realmente acotado.


Una variable de ajuste relevante en este escenario es el tipo de cambio real (es decir considerando los niveles de precio entre Chile y sus socios comerciales), precio que entrega señales al sector exportador no cobre por la vía de incrementar la competitividad. Sin embargo, ello exige ajustes en la economía que se facilitan en el contexto de mercados más flexibles, y prudencia en la política monetaria y fiscal. De lo contrario, la depreciación del peso se traspasa totalmente a los precios locales, y la mayor competitividad exportadora nunca realmente se manifiesta.

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