Editorial

Chile ante la disrupción tecnológica: nota roja

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l año pasado Diario Financiero decidió que el vendaval de cambios asociados a la cuarta revolución industrial justificaba —de hecho, hacía necesario— crear una sección llamada Transformación Digital, exclusivamente dedicada a esos temas. Precisamente ayer publicamos en esas páginas un reporte de la OCDE que, junto con validar dicha opción editorial, confirma el temor de que Chile está insuficientemente preparado para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades de la disrupción tecnológica.

Lo anterior podría parecer contraintuitivo, en vista de la prominencia que temas como la ciberseguridad, el e-commerce o la regulación de las FinTech, entre otros, han alcanzado en la cobertura noticiosa, incluyendo a este diario. ¿Acaso no indica eso que las empresas y las personas son muy conscientes de la revolución que ya está en curso en Chile como en el resto del mundo?

Lo cierto es que el informe “¿Cómo es la vida en la era digital?” muestra una serie de factores en nuestro país que deben encender las alarmas tanto de los ciudadanos como del Estado y los actores económicos. Por ejemplo, mientras que el acceso a internet es superior al promedio OCDE (87,5%), se le da un uso “limitado” a la red, y la brecha entre los segmentos más y menos educados supera con creces la media, una inquietante expresión de desigualdad. Además, quienes tienen destrezas digitales de nivel intermedio y avanzado son la mitad que en la OCDE: 15,3% versus 30,3%. Y la proporción de trabajos en riesgo de ser automatizados es mayor (53%) que el promedio del grupo (45,5%). Por último, demasiados niños (43%) pasan más de seis horas al día navegando en la red, mucho más que Gran Bretaña, el país que nos sigue en el segundo lugar, con 37,3%.

En síntesis, el diagnóstico del reporte es preocupante: Chile “enfrenta una alta exposición a los riesgos de la transformación digital y un rendimiento limitado en términos de oportunidades”. Dicho de otro modo, el siglo XXI toca a nuestras puertas, pero obtiene escasa respuesta. Aún no es tarde para prestar oído.

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