Estímulo fiscal, con austeridad en el Estado

l gobierno anunció ayer un segundo paquete de estímulo económico para enfrentar los efectos de la pandemia del Covid-19. Hace tres semanas, una antes de que se decretaran las primeras cuarentenas totales en diversas comunas, el conjunto de medidas de emergencia se acercó a los 12 mil millones dólares, complementadas con un proyecto de protección al empleo centrado en las PYME, recientemente aprobado.

En suma, “un apoyo a las empresas y los trabajadores”, como lo calificó este diario, que ante el empeoramiento de las proyecciones económicas por la crisis sanitaria ahora es reforzado con especial foco en facilitar el acceso al crédito y las condiciones de pago, con ciertas garantías del Estado, para empresas pequeñas y trabajadores independientes, como se detalla en la edición de hoy.

Este considerable y necesario esfuerzo del Estado justifica que el ministro de Hacienda hable de un “Presupuesto de pandemia” para referirse a la importancia de asumir la nueva realidad fiscal de Chile, donde no sólo el déficit será mayor y más prolongado a todos los estimados recientes, sino que también la actividad privada y el empleo sufrirán duramente los embates del coronavirus. Todo lo cual posterga, inevitablemente, la recuperación de una economía que ya venía muy golpeada por el llamado estallido social del 18-O.

En vista de ello, es correcto que el ministro enfatice la necesidad de que el propio sector público refleje esa realidad recortando gastos operativos, congelando contrataciones y aumentos de sueldo o promociones, y deteniendo compras del aparato estatal, entre otras medidas de imprescindible austeridad. “Quien quiera creer que sus beneficios o presupuesto tienen que ser los del año pasado, se equivoca profundamente”, dijo el titular de Hacienda, con una severidad que denota lo grave de la actual crisis. Lo cierto es que este enfoque parece el único coherente con el difícil escenario que enfrentará la economía chilena en el corto y mediano plazo.