360°

Manhattan se pone de pie con la frente en alto

El área que rodea el World Trade Center bulle con una actividad que refleja los números que señalan una recuperación de la mayor economía mundial. Un ánimo que, de todos modos, en las calles no olvida a los caídos en el 11-S.

Por: Edgard Wang, Financial Times, desde Nueva York | Publicado: Viernes 27 de febrero de 2015 a las 04:00 hrs.
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En el corazón financiero neoyorquino colmado de rascacielos, el movimiento en el área que rodea la Zona Cero nunca puede ni debe parar, a excepción de un momento en el que, como si de un llamado de Dios se tratase, la gente se detiene y fija su mirada hacia arriba: es el One World Trade Center, el edificio que llegó para reemplazar a las Torres Gemelas y hoy el más alto de Occidente.


Inaugurado a inicios de noviembre pasado, la estructura también llamada "Torre de la Libertad" no deja indiferente a nadie y se deja lucir con orgullo. Todos levantan la frente para admirar sus brillantes vidrios azulados, formas poligonales y sus 546 metros de altura, que vienen a ser el símbolo de un Estados Unidos que va dejando atrás la profunda crisis subprime de 2008-2009 y hoy es un faro de señales de crecimiento económico en un marcadamente débil contexto mundial.


De hecho, su construcción demandó una inversión que se disparó hasta US$ 3.900 millones y los primeros inquilinos en trasladarse al rascacielos, a inicios de noviembre pasado, fueron los empleados de Condé Nast, la firma editorial dueña de publicaciones como Vogue, The New Yorker y Vanity Fair, y que arrendó los pisos del 20 al 44.


A unas cuadras, en Wall Street, entre bancos de inversión y corredoras de bolsa mujeres y hombres con trajes de ejecutivos caminan a ritmo acelerado sobre los restos de nieve del invierno en el Hemisferio Norte, entre turistas de todo tipo de nacionalidades –sobre todo asiáticos-, locales de comida que van desde decenas de Starbucks hasta carritos de hot dog y tantos edificios históricos que un día no basta para recorrerlos todos.


El mundo cambió después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, que reforzaron la seguridad por doquier ante la amenaza terrorista, y también luego de la profunda crisis de fines de la década pasada que tuvo coletazos globales. Para los residentes, las cosas se han tranquilizado en los últimos años y ya no es como antes, cuando "sí que era una locura".

Un museo conmovedor
El ritmo laboral de los oficinistas y la fascinación de los turistas que no se despegan de sus cámaras fotográficas se transforman en común emoción al entrar al museo del 11-S, aquel que se construyó para conmemorar a las víctimas del atentado.


Se toma el teléfono, se escucha una voz por unos segundos, los ojos se llenan de lágrimas y se cuelga. Estar en el museo del 11-S no es fácil. Imágenes, videos y testimonios pre y post atentado reviven el suceso, como el escuchar la voz de un pasajero de unos de los vuelos que impactarán una de las Torres Gemelas y que, al darse cuenta que están secuestrados, llama a su novia para contarle la noticia y de paso, expresar sus sentimientos: son las palabras de un hombre a punto de morir.


Al salir del museo se pueden comprender los dos monumentos ubicados exactamente en la misma posición donde estaban las Torres Gemelas. Son dos enormes aberturas cuadradas que adentro dejan caer en todas sus orillas agua en forma de cascada; en los bordes exteriores, los nombres tallados de todas las víctimas.

Orgullo
De acuerdo con datos conocidos previamente, el crecimiento de Estados Unidos redujo su velocidad a 2,6% anual en el cuarto trimestre de 2014, casi la mitad que el trimestre inmediatamente anterior, pero aún así el sector privado mantuvo un desempeño excepcional y la actividad en la nación está superando al mundo desarrollado.


Estar en el núcleo financiero del país deja una sensación ambivalente. Por un lado, el movimiento se esperaría irrefrenable y caótico, pero los terribles acontecimientos del pasado también ponen una pausa de memoria, condena y precaución, y los monumentos se encargan de recordarlo. "No olvidar 11/9", rezan también algunos panfletos.


La Gran Manzana sigue adelante y mientras se suman inquilinos a uno de los rascacielos más altos del mundo -el One World Trade Center tiene 104 pisos-, la actividad en el Lower Manhattan indica que el ritmo de negocios y turismo ha florecido una vez más.

Financial Times

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