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Se cierran los grifos en la ciudad de la cumbre del agua

Los delegados al Foro Mundial del Agua, en Brasilia, podrían quedarse sin este recurso. Aunque Brasil tiene las mayores reservas de agua dulce del mundo, sequías, crecimiento demográfico y mala administración han drenado sus caudales.

Por: Bloomberg | Publicado: Lunes 19 de marzo de 2018 a las 15:03 hrs.
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Los delegados que asisten al Foro Mundial del Agua, que comenzó el lunes en Brasilia, podrían quedarse sin agua, como les ha ocurrido a los habitantes de la ciudad hasta dos días por semana durante más de un año.

Y el racionamiento no se restringe a la capital de la nación. El año pasado, al menos un cuarto de los municipios brasileños sufrió escasez de agua. Incluso en Belém, una ciudad situada en el sistema del río Amazonas, el servicio de agua se interrumpe con frecuencia, debido en parte a la infraestructura deficiente.

Brasil tiene las mayores reservas de agua dulce en el mundo, incluido el enorme acuífero subterráneo Guaraní que comparte con Paraguay y Argentina. Sin embargo, una combinación de sequías, crecimiento demográfico y mala administración han drenado las reservas hídricas con mayor frecuencia en los últimos años.

En Sao Paulo, los embalses se redujeron en 2014 a prácticamente unos charcos de lodo. La situación de Brasil, que refleja otras crisis como la registrada en Ciudad del Cabo solo que a una escala mucho mayor, es una advertencia para otros países de que posponer la gestión de los recursos hídricos significará una enorme factura más adelante.

"La única forma de resolver este problema en forma definitiva es convencer a la clase política de que financie una infraestructura capaz de contener el avance de las sequías cada vez más largas", dijo a Bloomberg News el brasileño Benedito Braga, presidente del Consejo Mundial del Agua, una organización internacional sin fines de lucro.

Costosa solución

Resolver los problemas del agua en Brasil y garantizar el suministro incluso en años de sequía costará una impresionante suma de 300.000 millones de reales (US$ 93.000 millones) en 15 años, según el Consejo Mundial del Agua. Eso es aproximadamente 37 veces lo que Brasil gastó en estadios de fútbol para la Copa del Mundo en 2014.

El proyecto incluye mejorar el tratamiento de aguas residuales, un servicio que actualmente recibe solamente 45% de los 210 millones de habitantes del país, según datos del gobierno. Eso significa que las aguas residuales sin tratar a menudo fluyen directamente a los ríos y lagos, a su vez contaminando los suministros de agua dulce.

Algunos proyectos de infraestructura que habían estado acumulando polvo están saliendo de la etapa de planificación bajo la presión pública tras el reciente racionamiento. El gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, inauguró a principios de este mes un túnel que unirá los embalses de Río de Janeiro y Sao Paulo, lo que permitirá que ambas partes compartan los recursos hídricos. Un ducto similar llevará suministros adicionales de agua a Brasilia desde un embalse cercano más adelante este año.

Sin embargo, al igual que algunos de los estadios de la Copa del Mundo, los recientes proyectos hídricos a gran escala han traído beneficios menos claros. Un proyecto para desviar parte del río San Francisco hacia casas y campos de cultivo en el noreste del país ha estado en construcción durante una década y media y ha superado el presupuesto inicial varias veces. Ahora el nivel del agua ha disminuido debido en parte a problemas ambientales en los afluentes. Para solucionar ese problema, el gobierno ahora está considerando desviar el río Tocantins.

Garantizar el acceso al agua significa no solo construir más canales y embalses más grandes. También significa replantar bosques para proteger los afluentes y cambiar la actitud de las personas, dice Samuel Barreto de la organización The Nature Conservancy.

"Hay un mal uso del agua en todas partes y eso se mejora fácilmente", dijo Barreto en una entrevista. "Por cada dólar que inviertes en agua limpia, ahorras 4 o 5 dólares en gastos de salud".

Cambio de hábitos

En la capital, Brasilia, con su clima desértico durante la estación seca de cinco meses, los habitantes acostumbran lavar la entrada de sus casas y las aceras en lugar de barrerlas.

Pero desde que se construyó el último embalse de agua a principios de la década de 1970, la población ha crecido casi seis veces a más de 3 millones de personas en el distrito federal que rodea la capital. En noviembre pasado, los embalses alcanzaron un mínimo histórico, con uno de ellos a solo 5% de capacidad.

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