Se complicó el escenario para los emergentes. La próxima decisión de la Fed de aumentar la tasa de política monetaria luego de 7 años cambió la percepción de riesgo hacia estos países. Lamentablemente las dificultades que enfrenta Brasil junto con la caída en los términos de intercambio no ayudan en nada. En nuestro país, la próxima decisión del Banco Central genera expectación porque todo indica que subirá la Tasa de Política Monetaria pese a una economía que salió del estancamiento solo para profundizar su desaceleración.
El proceso de normalización monetaria en Estados Unidos ha impactado con fuerza los mercados financieros. El efecto más evidente es sobre las monedas. La fuerte depreciación de los tipos de cambio ha renovado los temores acerca del estado del sector corporativo con desbalances en sus posiciones de moneda extranjera, aunque nuestra región parece estar mejor preparada que en ocasiones anteriores. También renovó el miedo a la flotación cambiaria, en que los bancos centrales reaccionan ante los efectos de la pérdida de valor de sus monedas sobre la inflación, aumentando las tasas cuando en algunos casos se necesita de mayor estímulo.
Adicionalmente, el aumento de la percepción de riesgo hacia los países emergentes ha generado que las condiciones de financiamiento empeoren significativamente. Incluso luego de la reciente caída que experimentaron las tasas base de Estados Unidos, los spreads de bonos de empresas corporativas siguieron incrementándose. Esto es un cambio relevante respecto a la bonanza de los últimos años. En particular los spreads en dólares de los bonos de emisores corporativos chilenos emitidos en el exterior han experimentado alzas muy relevantes, cercanas en promedio a 100 puntos base desde junio de 2015, alcanzando niveles no observados desde el año 2009 y muy por sobre los datos previos a la crisis.
Otra señal de este deterioro es la evolución del riesgo país. En nuestro caso, desde junio de 2015 se ha observado un incremento cercano a 70 puntos, ubicándose también en niveles registrados en 2009.
Parte importante de lo anterior se explica directa o indirectamente por perspectivas de una menor liquidez en el futuro. Da la impresión que existe cierta adicción de los mercados con la liquidez. Pero hay que tener claro que es una normalización y que seguir en este estado tiene costos. En el caso de Estados Unidos las medidas no convencionales han sido muy agresivas, justificadas a mi juicio correctamente en la necesidad de una decidida acción para sortear una crisis de magnitud histórica.
Sin embargo, las medidas extraordinarias deben aplicarse ante escenarios extraordinarios. Que el proceso de normalización monetaria en un estado tan expansivo como el actual dependa del dato específico de empleo de un mes no parece justificado. Eso solo está generando volatilidad e incrementa el costo de las distorsiones que con seguridad se están generando. Algo de preocupación existe. Por algo Chile no es el ejemplo exclusivo en el que en la última reunión del Banco Central no se alcanzó una votación unánime.