La otra cara de los inmigrantes
Nicolás León Director Ejecutivo IdeaPaís
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Pese a que las reformas que ha promovido el actual gobierno a “troche y moche” han deteriorado seriamente la institucionalidad política y económica, Chile es mirado, principalmente por nuestros vecinos, como un país en el que se puede emprender y soñar con un futuro mejor.
Ese parece ser el panorama que explica los cambios que se están produciendo en la inmigración en Chile en los últimos años. Según datos del Ministerio del Interior, reportados por la OCDE, hay 441.500 extranjeros residiendo en Chile, los que corresponden a un 2,5% de la población total, tendencia ascendente en los últimos seis años, según la CASEN 2013.
Pero, al contrario de lo que a veces se piensa, esta realidad está teñida por una serie de mitos y estigmas, que fomentan la discriminación y la ausencia de inclusión y seriedad en este tema tan importante para nuestro desarrollo.
Uno de los mitos más conocidos es el que estaríamos recibiendo una gran cantidad de inmigrantes, los que estarían utilizando los puestos de trabajo de todos los chilenos. La realidad dista mucho de aquello, en parte porque los inmigrantes tienen una tendencia histórica al emprendimiento (un 30,2% de los inmigrantes trabaja como emprendedores, frente a un 11,6% de emprendimiento de los chilenos, según cifras de Extranjería).
En suma, por esta tendencia al emprendimiento y, por otro lado, considerando que la población inmigrante actual no supera el 2,6% del mercado laboral en Chile (CASEN, 2013), no estamos frente a un fenómeno de inmigración masiva que sea significativo en términos laborales. Por ejemplo un trabajo de Dante Contreras de 2013, habla que para que los inmigrantes se conviertan en un problema para el mercado laboral chileno deberían ser sobre por lo menos un 10%.
Una apertura para que los migrantes que lleguen a Chile puedan favorecer al desarrollo económico del país con su trabajo y talento. Por eso, resulta lógico promover que Chile siga siendo un “país de acogida” para muchas personas de otros países, con distintas realidades sociales, culturales y económicas. El precedente a nivel internacional ha demostrado que las consecuencias económicas de la inmigración legal tienden a ser positivas, datos que hemos recopilado en un informe social que lanzamos hoy en www.ideapais.cl.
Así, la inmigración, más que una amenaza, es una oportunidad. Es deseable promover una inmigración controlada, mediante un proceso ordenado donde no se permita el ingreso de personas que no quieran regularizar su situación legal y se favorezca a quienes sí deseen hacerlo para obtener oportunidades de trabajo. La integración de los inmigrantes en miras a una cohesión social del país, donde chilenos e inmigrantes puedan complementarse en sus experiencias personales, costumbres y cultura, es un desafío futuro muy grande, que tanto el Estado y el sector privado deben abordar con altura de miras.