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La reforma laboralsigue igual

Sergio Morales Abogado Libertad y Desarrollo

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El proyecto de reforma laboral, que lleva más de diez meses de tramitación legislativa, sigue prácticamente igual.

Tanto en la Cámara como en el Senado, el Ejecutivo ha presentado indicaciones que, en algunos casos, es simple cosmética legislativa y, en otros, son ciertos perfeccionamientos de temas secundarios, pero no por eso irrelevantes. Sin embargo, los temas más cuestionados de esta reforma como titularidad sindical y el reemplazo de trabajadores en huelga se mantienen inalterados.

En esta etapa de la tramitación, senadores de la Alianza ya han presentado reserva de constitucionalidad de varios artículos referentes a estos temas clave, que claramente atentan contra norma constitucional expresa, como sucede, por ejemplo, con la titularidad sindical de la negociación colectiva y la extensión automática de beneficios por la mera afiliación sindical.

Sin embargo, considerando el conjunto de indicaciones firmadas por la bancada pro pyme y el paro del Servicio de Registro Civil, el gran tema de la reforma referente al ejercicio de la huelga, tanto respecto a la regulación de los actos violentos, la determinación de servicios mínimos y la posibilidad de reemplazo de trabajadores huelguistas sigue estando en la nebulosa, toda vez que entre los distintos sectores políticos aún no ha sido posible alcanzar un consenso, e incluso tampoco dentro de la misma coalición gobernante.

Las innovaciones que se fuerza introducir en las materias sensibles de la reforma laboral corresponden más bien a razones de corte ideológicos y en algunos casos obsoletos, pues implican desconocer que vivimos inmersos en una economía abierta, altamente competitiva y donde los avances tecnológicos son un incentivo constante a la sustitución de trabajadores y a la externalización de funciones, por lo que no es inocuo el resultado final de este proyecto de ley.

Ante los últimos hechos, la ciudadanía y es de esperar que también el Ejecutivo, ha comenzado a tomar un poco más de conciencia acerca que el mantener consignas levantadas por sectores poco moderados de la izquierda en materia laboral genera una serie de perjuicios a nivel país que hoy se viven en carne propia. De este modo, pensar en huelga sin reemplazo de servicios sensibles para la población como transporte, bancos, ciertas industrias, no parecen ser banderas que se puedan enarbolar con facilidad.

A días que la comisión de Trabajo despache el proyecto a votación en sala aún hay tiempo para enmendar el rumbo y entregar realismo, moderación y equilibrio a esta reforma. Esto no sucederá mientras no se regule nuevamente la posibilidad de reemplazo de trabajadores, tal vez subiendo costos, estableciendo modalidades o controles, pero dando espacio a esta posibilidad, no sólo en miras de los empleadores, sino con una perspectiva mayor que finalmente incluya a los consumidores dentro de la discusión, quienes se verán constantemente afectados por conflictos laborales de los que no son parte. En tanto no se solucione este tema, la reforma sigue igual.

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