Click acá para ir directamente al contenido
Columnistas

Los aranceles de Trump arreglarán un sistema roto

PETER NAVARRO Asesor principal del Presidente Trump para comercio y manufactura

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 9 de abril de 2025 a las 04:00 hrs.

El sistema de comercio internacional está roto, y la doctrina arancelaria recíproca de Donald Trump lo solucionará. Esta reestructuración hará que tanto la economía estadounidense como la mundial sean más resilientes y prósperas al restaurar la equidad y el equilibrio en un sistema manipulado en contra de Estados Unidos.

Durante décadas, bajo las normas sesgadas de la Organización Mundial del Comercio, EEUU se ha enfrentado a aranceles sistemáticamente más altos por parte de sus principales socios comerciales y a barreras no arancelarias mucho más punitivas. El resultado es una emergencia nacional que amenaza tanto nuestra prosperidad económica como nuestra seguridad nacional.

A aquellos líderes mundiales que, tras décadas de engaños, de repente ofrecen reducir los aranceles, sepan esto: esto es solo el principio.

En el centro de esta crisis se encuentra un déficit comercial de bienes que se ha disparado a más de US$ 1 billón anuales. Los modelos económicos de libre comercio que predicen que los desequilibrios comerciales crónicos siempre se eliminarán mediante ajustes de precios mediante los tipos de cambio son erróneos.

Los déficits comerciales acumulados de bienes de EEUU desde 1976 hasta 2024 han transferido más de US$ 20 billones de la riqueza estadounidense a manos extranjeras. Eso representa más del 60% del PIB en 2024. Los intereses extranjeros se han apoderado de tierras agrícolas, viviendas, empresas tecnológicas e incluso parte de nuestro suministro de alimentos.

Un factor clave de este comercio unilateral es la regla de la “nación más favorecida” (NMF) de la OMC, que exige a los países aplicar a todos los miembros el arancel más bajo que ofrezcan a cualquier nación. Los socios comerciales de EEUU pueden mantener aranceles altos y uniformes en todos los ámbitos, sin ningún incentivo para negociar condiciones más justas con EEUU.

Desde 1979, año en que los empleos manufactureros alcanzaron su punto máximo en EEUU y la Ronda de Tokio del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio marcó el comienzo de importantes reducciones arancelarias impulsadas por la NMF, EEUU ha perdido 6,8 millones de empleos en el sector manufacturero. Desde que China se unió a la OMC en 2001, la mediana de los ingresos semanales reales en EEUU se ha estancado, aumentando poco más de 10% durante el período.

Hoy en día, el arancel promedio de la NMF en EEUU es de solo 3,3%. El de China lo duplica, con 7,5%. Tailandia y Vietnam rondan el 10% e India se sitúa en 17%. El desequilibrio se extiende al sector automovilístico: la Unión Europea cobra cuatro veces el arancel estadounidense (10%) para los sedán, mientras que el arancel base de importación de China para los vehículos de pasajeros es de 25%.

Peor aún es el aluvión de armas no arancelarias que se utilizan para estrangular las exportaciones estadounidenses, aumentar injustamente sus envíos a EEUU y bloquear sus propios mercados. Estas herramientas incluyen la manipulación cambiaria, las distorsiones del IVA, el dumping, los subsidios a la exportación, las empresas estatales, el robo de propiedad intelectual (...) y, cada vez más, el uso de la guerra legal en lugares como la UE para atacar a las mayores empresas tecnológicas estadounidenses. Además, muchos competidores extranjeros operan desde talleres clandestinos y paraísos fiscales que contaminan moral y ambientalmente el panorama global, desde Asia y África hasta Latinoamérica.

Si bien la OMC técnicamente permite impugnaciones, su sistema de resolución de disputas es deficiente, y las consecuencias han sido catastróficas. EEUU ha llevado varias disputas comerciales agrícolas de alto perfil ante la OMC. En casi todos los casos, EEUU prevaleció. Pero las victorias no importaron.

Un sistema comercial donde enfrentamos aranceles más altos, barreras no arancelarias más severas y ninguna vía viable de resolución no es más que un “sistema de honor” en un mundo donde no hay honor entre los tramposos. Por eso EEUU debe, y ahora lo está, defendiéndose.

La doctrina arancelaria recíproca de Trump hace exactamente lo que la OMC no ha logrado: responsabilizar a los países extranjeros. EEUU ahora igualará los aranceles sustancialmente más altos y las barreras no arancelarias que nos imponen otras naciones. Se trata de justicia, y nadie puede discutirlo.

Esto no es una negociación. Para EEUU, es una emergencia nacional provocada por los déficits comerciales causados por un sistema amañado. Trump siempre está dispuesto a escuchar. Pero a aquellos líderes mundiales que, tras décadas de engaños, de repente ofrecen reducir los aranceles, sepan esto: esto es solo el principio.

Todo lo que EEUU quiere es justicia. El Presidente Trump simplemente les está cobrando lo que ustedes nos cobran. ¿Qué es más justo que eso?

Te recomendamos