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Editorial

El primer termómetro de las estrategias presidenciales

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 24 de julio de 2025 a las 04:00 hrs.

El Salmón Summit en Frutillar fue el punto de arranque simbólico de la campaña presidencial 2025 y el primer cara a cara entre los candidatos mejor posicionados en las encuestas, la oficialista Jeannette Jara, el republicano José Antonio Kast y la representante de Chile Vamos, Evelyn Matthei. En un escenario polarizado, y con cuatro meses por delante, la cita permitió distinguir los primeros énfasis programáticos y discursivos, en el marco del convencimiento que se ha ido instalando en el país sobre la necesidad de crecer, tras un Gobierno que no tuvo la expansión económica entre las prioridades de su agenda inicial.

El debate fue una primera confrontación entre un modelo de mayor control estatal y otro que busca reactivar el crecimiento.

Jara, sin equipo económico definido y con un historial reciente que genera inquietud en el mundo empresarial, evitó en la cita repetir el enfoque de las primarias -cuando su comando hablaba de “igualar antes que crecer”-, sin embargo, no ofreció definiciones claras que permitan revertir la incertidumbre. Habló de revisar la permisología y relocalizar concesiones, pero eludió evaluaciones sobre el impacto de las reformas laborales que impulsó como ministra y que han encarecido la contratación formal, en un mercado laboral que no logra recuperar su vigor prepandemia, y donde la informalidad supera el 27%. Su insistencia en establecer un salario vital, sin detalles sobre gradualidad, productividad o impacto fiscal, reforzó la percepción de un diseño más político que técnico de su programa. En lugar de proponer un plan de crecimiento, Jara centró su intervención en desactivar temores, sin abordar cómo incentivar la inversión privada, la productividad o el empleo.

Kast, en cambio, estructuró su discurso en torno al combate al crimen organizado. De los 10 minutos iniciales, siete los destinó a seguridad y orden público. Su visión del país es crítica y apunta a un Estado debilitado, incapaz de garantizar condiciones básicas para producir o invertir. Propuso reducir impuestos y eliminar barreras burocráticas, pero subordinó el eje económico a un relato de restauración institucional.

Matthei, quien acumula casi cuatro décadas en distintos cargos de poder, planteó que para sacar adelante el país “se requiere experiencia y buenos equipos”. Con una propuesta económica enfocada en el crecimiento, la simplificación de trámites y la eficiencia del Estado, propuso un nuevo trato con el sector productivo, habló de reasignar el gasto hacia prioridades claras, de enfrentar el crimen organizado y de recuperar la capacidad de generar empleo formal. Su intervención incluyó la reducción del impuesto corporativo del 27% al 23% para las grandes empresas, y de 12,5% para las PYME, así como una simplificación profunda de la tramitología.

El debate fue, así, una primera confrontación entre un modelo de mayor control estatal y otro que busca reactivar el crecimiento a través de inversión privada, desregulación y eficiencia pública, en el marco de una economía que necesita destrabar la inversión, recomponer expectativas y volver a crecer para responder de manera responsable y sostenible a las demandas sociales del país.

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