Editorial

Inquietante baja del ahorro privado en 2022

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El último IPoM del Banco Central trajo noticias mixtas. Por una parte, una leve mejoría en las estimaciones de actividad económica respecto al IPoM de diciembre, pero contrarrestado por una mayor expectativa de inflación. Ambos elementos están relacionados, ya que la menor caída estimada para el PIB se explica por una menor contracción del consumo privado respecto de la estimación previa, de -5,9% a -3,8%, lo que llevaría a una caída más lenta de la tasa de inflación.

Un tema que pasó algo inadvertido es que este comportamiento menos contractivo del consumo, en un contexto de caída importante de los flujos de ingreso de las familias respecto a los niveles registrados durante la pandemia, tiene como contrapartida una fuerte caída en el ahorro privado en 2022, que llegó a los niveles más bajos en décadas. En efecto, este último IPoM redujo la estimación de la tasa de ahorro nacional del año pasado de 17,7% del PIB estimado en diciembre a un 16,4%. Esta sería la tasa de ahorro nacional más baja desde 1987, cuando el país empezaba a salir de los graves efectos de la crisis de la deuda.

La caída del ahorro nacional continúa una tendencia de más de una década que debería ser considerada en la discusión tributaria.

Más preocupante aún es el hecho de que esta reducida tasa de ahorro nacional se registró a pesar de una mejoría importante del ahorro del Gobierno, que logró tener superávit en 2022 después de varios años deficitarios. De acuerdo con las cifras de DIPRES, la tasa de ahorro del Gobierno habría estado en torno a un 4% del PIB, por lo que el ahorro privado habría sido cercano a un 12% del PIB, mínimo histórico en décadas. A modo de comparación, entre 2003 y 2019 la tasa de ahorro privado fue de más de 20% del PIB.

Analizando por sector institucional, tanto el ahorro de las empresas como de las familias tuvieron una caída importante el año pasado; sin embargo, son las segundas las que explican en mayor proporción la fuerte caída del ahorro privado, evidenciando una vez más el daño que generaron los retiros de fondos de pensiones.

Por último, es importante mencionar que esta caída del ahorro nacional no es un fenómeno puntual del año pasado, sino que forma parte de una tendencia de más de una década, y que debería ser considerada en la discusión de la reforma tributaria. Seguir dañando el ahorro es dañar también las posibilidades de crecimiento futuro.

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