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Clara de la Torre: “Se van a destruir algunos empleos, pero finalmente habrá un saldo positivo”

Tenemos también una oportunidad única en nuestra generación para invertir una gran cantidad de recursos públicos y privados en nuestra economía, dijo.

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Por: Marcela Vélez-Plickert | Publicado: Lunes 23 de noviembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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Londres

En la Unión Europea, lo que abundan son propuestas. La Comisión Europea presentó su plan de Acción Climática, y el parlamento del bloque respondió con su propia iniciativa, aún más agresiva. Desde Bruselas, Clara de la Torre, directora adjunta para Acción Climática en la Comisión, afirma que la meta de reducir en 55% las emisiones a 2030 no se escogió al azar, sino que fue el resultado de un trabajo técnico.

- ¿Por qué embarcarse en esta reforma en medio de una recesión y una pandemia?

- Puede parecer contradictorio, pero afortunadamente, creo que el mundo ha comenzado a tomar conciencia de que los problemas del clima crean problemas para muchos ámbitos de la vida, incluyendo la salud. Con un planeta más frágil, las pandemias se expanden mucho más.

La suerte es que hay una evidencia científica abrumadora de que tenemos tiempo, pero muy poco. Tampoco hay que caer en el alarmismo, tenemos tiempo para actuar.

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- ¿Es posible hacerlo sin frenar el crecimiento?

- Se puede desacoplar la reducción de emisiones y el crecimiento económico, y la UE es un claro ejemplo de ello. Desde los años '90, hemos reducido nuestras emisiones en un 25% hasta 2019 y, sin embargo, el crecimiento económico ha sido más del 60%. Somos un ejemplo claro.

- Pero hay una diferencia entre disminuir emisiones y desacoplar el crecimiento del uso de recursos naturales, porque en la propuesta se plantea que es necesario, pero a primera vista parece imposible.

- Justamente. Para hacer ese desacople se necesita planificación y grandes inversiones, para tener tecnologías más limpias, más eficaces en términos energéticos. No hemos avanzado igual de bien en la eficiencia energética. También es una parte importante la eficiencia en los procesos industriales, porque transformar un proceso industrial significa transformar toda la cadena de valor, utilizar menos materias primas, usar materias primas que no sean escasas, que no nos hagan depender de otras potencias o que no vayamos a buscarlas a sitios donde los DDHH no sean respetados.

- Parece una reforma arriesgada en medio de una recesión...

- Tenemos esta crisis. Pero tenemos también una oportunidad única en nuestra generación, para invertir una gran cantidad de recursos públicos y privados en nuestra economía. Aprovechemos la oportunidad para poner esos grandes recursos en una economía moderna, más eficiente y respetuosa con el planeta.

Piedras de tope

- ¿Cuáles son los obstáculos para que los gobiernos de la UE acepten el plan?

- Somos 27 países diferentes, hay algunos que quieren estar seguros de que esta transformación, que siempre decimos debe ser justa y no dejar nadie detrás, se materialice. Eso implica grandes necesidades de inversión, y no todos tienen las mismas posibilidades. Por eso en la UE tenemos fondos específicos para la modernización de ciertas áreas, mecanismos de transición... Hay una cosa que está clara y es que está transformación solo se puede ganar si todo el mundo está de acuerdo y contribuye.

- Ya hemos visto cómo las transformaciones industriales causan efectos dolorosos en el corto plazo: alza del desempleo, la necesidad de reconvertir talento humano. ¿Cómo está contemplado amortiguar este cambio?

- Cuando uno mira el panorama general, efectivamente, se van a destruir algunos empleos, pero finalmente habrá un saldo positivo en creación de empleos. Ya antes de esta pandemia, la UE estaba fortaleciendo su pilar social, su política de empleo. Dentro del paquete estamos desarrollando programas para capacitar trabajadores, para impulsar la formación técnica y profesional, que en algunos países de la Unión no está bien vista a pesar de ser indispensable, y un mecanismo para paliar el impacto de la crisis sobre el empleo. No es un asunto fácil de resolver, pero somos todos conscientes de esto y estamos poniendo los recursos para ello.

- ¿Es precisamente la necesidad de amortiguar el impacto, lo que llevó a que se adopte una meta que los activistas acusan como muy tímida?

- En nuestro plan de 55% hay un análisis de impacto muy detallado, a nivel europeo no nacional, que nos ha demostrado que esto es posible desde el punto de vista económico y técnico. Además, esa reducción se acopla perfectamente a nivel mundial para respetar los acuerdos de París.