Provocador. Quizás ese es un adjetivo apropiado para describir el libro La paradoja del beneficio del economista belga Jan Eeckhout. Después de todo, es una publicación que -en 464 páginas- propone una tesis poco estudiada en el contexto académico: las grandes compañías han “asfixiado” el mercado laboral por un ambiente de poca competencia, provocando consecuencias sociales, políticas y económicas.
“La paradoja del beneficio es un fenómeno que demuestra que el mercado financiero (en las últimas décadas) ha tenido mucho éxito. Los valores de las empresas han aumentado mucho y esto nos puede dar la sensación que todo va muy bien, que la economía está muy sana. Pero también podemos ver el otro lado de la moneda: que demuestra que el mercado laboral, las nuevas empresas, las startups, están teniendo beneficios más bajos. Entonces la pregunta es cómo se pueden reconciliar estas dos cosas”, comenta Eeckhout en entrevista con DF MAS.
En marzo estuvo de visita en Chile, donde se reunió con autoridades del Banco Central y la Fiscalía Nacional Económica. “La experiencia fue espectacular y muy estimulante”, recuerda Eeckhout. “Aprendí mucho y vi que Chile es una sociedad súper avanzada en muchos aspectos, aunque también tiene desigualdad”.
“Yo creo que Chile, en comparación con el resto de Latinoamérica, representa la historia de éxito de políticas económicas. Es una economía de mercado que es eficiente, más eficiente que el resto de la región. Pero también vemos que esto ha generado desigualdad. (No obstante) siempre hay desigualdad, es una cosa que no se puede eliminar totalmente. Incluso en las sociedades que pretenden ser totalmente igualitarias existe”
El economista, que es académico de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, añade que ha habido “un cambio radical que tiene que ver con la tecnología, pero que genera para algunas empresas una capacidad de generar beneficios muy altos porque les falta competencia. La razón de eso es porque tienen enormes economías de escala. Eso es para las empresas de tecnología digital, pero es mucho más amplio en empresas como Inditex, Booking.com o AB InBev- Esta falta de competencia les permite generar beneficios muy altos”.
-En los últimos meses hemos visto cómo grandes empresas -la mayoría vinculadas a la industria tecnológica- han llevado a cabo despidos masivos. En primer lugar, ¿qué piensas sobre el rol de estas compañías (considerando que las “bigtechs” han sido las principales responsables del crecimiento bursátil en las últimas dos décadas) en el mercado laboral?
-La crisis que estamos viendo con las bigtechs tiene que ver con un ajuste coyuntural y de corto plazo que obviamente tiene un impacto muy grande.
-Algunos expertos proyectan que en 2023 la burbuja tecnológica (alimentada por el nutrido mercado del venture capital durante 2019-2021) podría reventarse. ¿Qué piensas sobre esto?
-Yo siempre digo que si un economista puede predecir lo que va a pasar de aquí a un año, no es un economista de verdad, porque es muy difícil proyectar cómo van a ir las cosas. Obviamente tenemos indicadores que nos están diciendo que puede haber una recesión. Yo creo que hay una probabilidad considerable de esto, pero tampoco sabemos con certeza que será así. Y sobre todo, no sabemos cuán grave podría ser. Podría afectar a las empresas tecnológicas, pero tengo muchas dudas sobre qué va a pasar. Si me preguntas dónde estaremos con estas empresas dominantes de aquí a cinco o diez años, pues estarán más fuertes y más dominantes aún que lo están ahora.
-En Chile se está tramitando un proyecto de ley de 40 horas semanales (la idea, básicamente, es rebajar progresivamente la carga laboral semanal, de 45 horas a 40 horas). ¿Qué piensas de este tipo de políticas públicas? Algunos dicen que ideas cómo estas pueden afectar la eficiencia, un ítem que Latinoamérica tiene muy bajo.
-En los últimos 150 años, desde que tenemos mediciones, las horas que hemos trabajado han bajado. En el Siglo XIX se trabajaban unas 80 horas a la semana y ahora en Europa estamos por debajo de las 40. (Pero) las horas no miden exactamente lo mismo en eficiencia: 35 horas en Alemania son mucho más intensas que 35 horas en España. Entonces es un poco peligroso enfocarse tanto en las horas.
Francia ha intentado reducir forzosamente el horario semanal. Y yo creo que no ha salido muy bien. En los estudios vemos que esa política pública ha tenido muy poco impacto. Y además hay una cosa que no podemos olvidar: en las últimas décadas las economías más avanzadas están bajando las horas medias que trabaja la gente, pero hay un aumento en la desigualdad de los horarios. Los médicos, los abogados, los consultores están trabajando más porque ganan más. Esta regulación hace aún más desigual las rentas.
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