En calidad de testigo el presidente de la Sofofa, Hermann von Mühlenbrock, se presentó ayer a las 11.05 horas en la Fiscalía local de Las Condes para prestar declaración en el marco de la denuncia presentada por un eventual espionaje luego de que se descubriera la existencia de un micrófono en su oficina y en la del primer vicepresidente, José Juan Llugany.

En la diligencia, que se extendió por más de tres horas y de la que retiró sin hacer declaraciones, el timonel de los industriales indicó que no sospecha quién podría estar detrás de lo sucedido y reiteró que debían tener certeza de la existencia de los dispositivos antes de alertar a las entidades competentes.

La fiscal jefe de Las Condes, Lorena Parra, reveló que -en principio- la empresa Carozzi habría contactado a Profacis -firma que detectó los micrófonos en la oficina de Llugany y de von Mühlenbrock- a través de un guardia de la compañía del rubro alimenticio. La Fiscalía está indagando quiénes componen la firma, realizando levantamientos patrimoniales y comerciales, ya que por el momento ésta estaría conformada solo por Rubén Aros Oñate.

“Da la impresión que es una empresa informal”, dijo Parra.

Indicó que se está investigando, por ejemplo, si la firma paga impuestos, por lo que enviarán todos los oficios correspondientes al Servicio de Impuestos Internos (SII).

En paralelo, un equipo del Cibercrimen de la Policía de Investigaciones (PDI) fue a las oficinas de Llugany en el complejo productivo e industrial de Carozzi, en San Bernardo.