Por Rodolfo Carrasco M.
“Trabajé como chino en el verano, perdí dos kilos y medio”, sostiene el presidente de RN, Carlos Larraín, al iniciar el diálogo con DF para analizar los primeros dos años de gobierno y los desafíos en un año electoral al inicio del trabajo legislativo.
- ¿Qué balance tiene luego de dos años de un gobierno que generó grandes expectativas?
- Efectivamente había muchas expectativas, pero yo soy del grupo que no cree que los gobiernos cambien los países de la noche a la mañana. Soy realista y por ende, partí siempre de la base que 20 años de gobierno socialista habían creado una inercia que no sería fácil de superar. Creo que el descubrimiento del déficit artificial provocado por la Concertación en su último año de gobierno, más el impacto del terremoto, han marcado mucho la evolución del gobierno actual. Pasado estos dos golpazos, que obligaron por ejemplo, en forma combinada a afrontar la reconstrucción y al mismo tiempo, procurar equilibrio presupuestario, la performance del gobierno de Sebastián Piñera ha sido francamente superlativa, y no sólo en el plano económico.
- Pero su análisis positivo contrasta con la baja aprobación de la actual administración...
- Pienso que en esto está variando la marea, pero no hay que preocuparse porque el presidente y los que colaboramos con este gobierno vamos a seguir haciendo lo que es bueno para el país. Lo que sí sería muy preocupante es que estuviéramos haciendo un mal gobierno y obtuviéramos una alta aprobación como fue el caso del gobierno de Michelle Bachelet y de Eduardo Frei. Fueron mal gobierno porque provocaron un aumento del gasto público del 18% en su último año porque se trataba de un año electoral. Esas son cosas muy graves.
- ¿A qué atribuye las movilizaciones en las regiones?
- Es un problema muy antiguo en Chile que ha sido siempre muy centralista. El gobierno tiene algo de culpa, pero de distinta naturaleza. En el caso de Magallanes se cometió la tremenda estupidez de permitir que el acuerdo de una empresa estatal del aumento de las tarifas de gas causara un estallido social, todo por un retorno potencial de US$ 16 millones, me opuse internamente, pero no me llevaron de apunte. En el caso de Aysén, en cambio, no ha habido un hecho del gobierno que gatille esta situación, porque tiene un buen crecimiento económico, alta tasa de empleo y buen nivel de vida, y en esto nosotros somos tributarios de mucho abandono, porque desde el gobierno de Pinochet no se había avanzado como corresponde en la ruta 5; este año se invertirá cinco veces lo invertido en el último año de la Concertación.
- Desde la Concertación acusan falta de flexibilidad del gobierno para resolver el problema...
- Que desde la Concertación se nos haga una acusación cuando ellos están instigando este cuadro, me parece verdaderamente injusto. Ahora me parece que el gobierno ha hecho lo mejor que ha podido asegurando un derecho fundamental central, que es la libre circulación de las personas y los bienes. Que se podría hacer más en salud, en transporte y en desarrollo energético, eso es cierto, y creo que así será.
- ¿En un año electoral será complejo avanzar en una reforma tributaria?
- Aquí tengo depositada toda mi confianza en el buen ministro de Hacienda y un presidente de la República que sabe mucho de estos temas. Ellos han hablado de un cambio que va a ir por caminos distintos que no son simples aumentos de tasas y que van a producir un efecto de recaudación moderado.
- ¿Cómo ve la carrera presidencial con varios candidatos en el gabinete?
-No hay que apurar los bueyes. Sin embargo, es bueno que tengamos más de un candidato, así no estamos condenados a votar por una persona, tenemos que seleccionar, ojalá la izquierda pudiera decir lo mismo.
- En la Concertación además de Bachelet hay otros nombres…
- Pero en realidad es la única; nosotros no estamos en ese zapato chino.
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