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Skorpios y la tradición de los Kochifas

Skorpios está próximo a cumplir 40 años y ya piensa en nuevas naves con el doble de capacidad, en una industria que está repuntando.

Por: Andrés Pozo B. | Publicado: Viernes 3 de noviembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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Viaje número 804. El Skorpios II, un buque con capacidad para 110 personas, zarpa un sábado de octubre desde la bahía de Chinquihue, Puerto Montt, con destino a la laguna San Rafael, en Aysén.

Entre septiembre y abril, el barco de la naviera creada hace 40 años por Constantino Kochifas Cárcamo, mueve del orden de 4.000 personas hasta uno de los ventisqueros más conocidos del país, que forma parte de Campos de Hielo Norte. Pese a que embarcaciones más pequeñas van desde Puerto Chacabuco a ver este glaciar, nadie desafía al Skorpios II desde Los Lagos.

Y es que la laguna San Rafael, que Kochifas conoció en la década de 1960, fue el leitmotiv para crear lo que hoy es un verdadero imperio. Dicen en el barco, que cuando en esos años este marinero conoció el glaciar, pensó de inmediato montar un buque de pasajeros para que más gente pueda llegar hasta allá. En ese entonces nadie le creyó, pero ya en 1978 comenzó la travesía en un buque de madera.

A siete años de su muerte, sus seis hijos han tomado un rol en el hoy holding, ya sea en el área de pasajeros -donde también operan Skorpios III, una embarcación para 92 personas que recorre fiordos en Magallanes, que es comandado por Luis Kochifas- o en Transmarko, unidad que tiene una flota de 35 naves que presta servicios a la industria salmonera y representa del orden del 60% del volumen de negocios total.

Constantino Kochifas Coñuecar, uno de los hijos y gerente general de Empresas Skorpios, cuenta que para ellos ha sido fundamental mantener el ambiente familiar de la empresa, donde el símbolo de esta tradición es que con más de 80 años su madre, Noemí “Mimi” Coñuecar, sigue a cargo del comedor de una de las embarcaciones.

“Somos una empresa familiar y eso lo vamos a seguir manteniendo”, dice y agrega que ya hay tres nietos que están en la compañía y el desafío es que otros más -de los 20 que tiene el clan- se vayan sumando en los próximos años. “Skorpios es una marca potente y queremos que se mantenga por años”, agrega.

Junto a esto, la empresa ha ido potenciando a personal interno. El capital del Skorpios II, Óscar Aguilera, lleva 23 años ligado a la empresa como piloto y hace siete que asumió el mando de la nave.

El regreso del turista

Para la naviera está llegando el momento de volver a crecer. Kochifas cuenta que luego de seis o siete años donde la llegada de turistas estuvo algo estancada, el panorama ha comenzado a cambiar.

Hasta hace no mucho -dice- costaba atraer a turistas internacionales, pese a las campañas de promoción que hacen regularmente en distintas partes del mundo. Hoy, sin embargo, se ve más interés. En el viaje número 805 que haría el Skorpios II, comentaba otra persona relacionada con la empresa, se esperaba una delegación de 30 asiáticos, por ejemplo.

A su juicio, en este fenómeno no solo están influyendo factores económicos, sino toda la promoción y el auge en el interés que ha tenido la Patagonia como destino para visitantes de países como Estados Unidos, Europa o Asia.

Por eso, en un año más, cuando celebren las cuatro décadas, deberán tomar la decisión de un proyecto que ya tienen en mente: sumar una nueva embarcación, que tenga una capacidad no inferior a 250 personas y que les permita abrir una nueva ruta por los canales y fiordos que hay hacia el sur. Una cosa tienen claro, dice Kochifas, no lo mandarán a construir, porque tomaría del orden de dos años en estar listo, sino que buscarán opciones en el mercado, que generalmente tienen plazos de entrega y costos más acotados.

“Los pasajeros están volviendo y hay que apostar a eso. Son inversiones grandes las que hay que hacer, pero tenemos confianza y la experiencia para hacerlo”, dice.

El nuevo paisaje

El glaciar en la Laguna San Rafael está retrocediendo. En los últimos cien años ha disminuido sobre 10 kilómetros. Sin embargo, aún restan hasta 50 años para que llegue a su fin.

El crucero -que navega a un equivalente de 22 kilómetros por hora- toma dos días en llegar hasta el lugar, que se recorre luego en botes más pequeños, acondicionados para sortear los témpanos que se van desprendiendo continuamente del glaciar.

El paisaje ha cambiado a lo largo de los 1.500 kilómetros que se recorren en el Skorpios II, dice Kochifas.

Aunque en el archipiélago de Chonos en Aysén vive una persona por kilómetro cuadrado, está más poblado en muchas de las zonas por las que pasa la embarcación, que tiene paradas en Chiloé y Puerto Aguirre, además de Quitralco, un enclave privado de 800 hectáreas de la naviera, que habilitaron como complejo termal donde además se puede realizar trekking.

Pero el turista también está evolucionando. Aunque no lo tilda de más exigente, dice que han debido hacer cambios en las rutas para ir adaptándose a los tiempos.

Por ejemplo, acortando las estadías en algunos casos, ya que descubrieron que muchos de los turistas que llegaban hasta Puerto Montt o Punta Arenas para subirse a alguno de los Skorpios, querían tiempo para hacer algo más, como visitar las Torres del Paine u otras zonas de la Patagonia.

También han cambiado y aumentado las paradas, dado que piden mayores actividades.

Ahora en vez de Castro, llegan a Dalcahue en Chiloé, además Quemchi. También se acerca al Islote Conejos, ubicado en Queilen, donde por esta época comienzan a visualizarse pingüinos de Magallanes, que llegan para anidar y conviven con otras especies.

También han debido ir ajustando la comida, adaptándose a nuevos requerimientos como de quienes son intolerantes a la lactora, diabético so quienes simplemente buscan comida más sana.

También han ido incorporando pescados como el vidriola o nuevas formas de preparar el clásico congrio.

En una semana, en el Skorpios II se destinan cerca de 200 kilos de harina para hacer, todos los días, distintas variedades de pan.

“La cocina tiene que ser como en la casa: comida buena y abunedante”, dice Arnoldo Ojeda, jefe de esta área en el barco, donde trabaja desde 1992.

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