Economía

Brasil intenta trasar la línea entre su naturaleza afectuosa y el acoso sexual

En el país conocido por su calidez las empresas buscan determinar qué conductas son aceptables y cuáles no.

Por: Bloomberg | Publicado: Viernes 9 de marzo de 2018 a las 12:32 hrs.
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Dos hombres llegaron a Sao Paulo desde Estados Unidos en viaje de negocios, con actitud algo aprehensiva. ¿Debían saludar a su colega mujer con el abrazo y el beso en la mejilla que se acepta –y de hecho, se espera- en Brasil? ¿O eso sería pasarse de la raya?

Tratar de respetar las costumbres locales es una cosa, pero la preocupación de que hacerlo constituya acoso sexual es nueva, dice Nadir Moreno, la mujer en cuestión, que trabaja como responsable local de la filial de United Parcel Service en Brasil. "No sé si ahora van a poder sentirse cómodos", dice Moreno sobre sus compañeros de trabajo hombres, al recordar cómo trató de tranquilizarlos respecto de que no había problema con los besos en la mejilla. "Para mí, no es un problema pero, para otras personas, no sé".

Después de Weinstein, las compañías de todo el mundo están adaptando sus códigos de conducta y adoptando nuevas normas, programando sesiones de capacitación y habilitando líneas directas para empleados. Pero en un país como Brasil, que es famoso por su calidez y sensualidad pero donde también abundan lo que algunos denominan tradiciones patriarcales arraigadas, es difícil encontrar el equilibrio.

"Hay que entender la cultura", dice Wilma Dal Col, responsable de talento de la subsidiaria Right Management de ManpowerGroup en Río de Janeiro. "Hay sutilezas entre lo que es acoso y lo que es una relación informal".

Pese a todos los esfuerzos que realizan las empresas para hacer cambios en la oficina, muchas temen que se filtren rumores al mundo exterior y generen buena o mala publicidad, según las consultoras de recursos humanos. Los ejecutivos de una decena de compañías de todo el país declinaron formular declaraciones para este artículo o no respondieron los llamados telefónicos ni los correos electrónicos.

"Se han mostrado muy tímidos en lo relativo a hablar del tema", sostiene Fernando Fleider, socio gerente de la firma de gestión de riesgo ICTS de São Paulo, entre cuyos clientes se cuentan Oi y Latam Airlines Group. "Si una empresa da capacitación completa sobre acoso sexual a sus empleados, creen que la gente interpretará que la empresa tiene un problema de acoso sexual, no que quiere evitarlo".

Con el aumento de la preocupación por lo que es aceptable, muchos hombres están desorientados, señala Renato Santos, socio de la consultora de contralor normativo S2, entre cuyos clientes locales figuran Citibank, Samsung Electronics y Embraer. "Se crea un clima de confusión y de comportamiento casi robótico. Vemos muchos gerentes que están temerosos de gerenciar".

El desdibujamiento de los límites va más allá de los saludos afectuosos. El contacto físico casual es común en Brasil y los empleados a menudo hablan de su vida amorosa en el trabajo, compartiéndola tanto con sus compañeros como con sus jefes. Las indirectas y comentarios sobre el aspecto de otros son cosa de rutina. Dos tercios de los trabajadores consideran que la propia conducta o vestimenta, que suele ser más reveladora en el clima tropical, puede dar pie a comentarios de tono sexual, según un estudio de S2. Esa actitud implica culpar a la víctima, dice Santos. En otras palabras, es parte del problema.

El acoso sexual es delito en Brasil desde 2001, pero sólo en el caso de interacciones de los jefes con sus subordinados. La ley ha sido criticada por ser demasiado restrictiva, en particular en un país donde el mal comportamiento sexual es tan generalizado. Más de cuatro de cada 10 mujeres de Brasil dicen que se han visto acosadas sexualmente en el trabajo, en la calle, en un autobús o en la escuela, según una encuesta realizada en noviembre por Datafolha.

El Ministerio Público del Trabajo de Brasil y la Organización Internacional del Trabajo trataron de abordar la cuestión el año pasado publicando un nuevo manual sobre cómo identificar y denunciar el acoso sexual en el trabajo. Pero iba mucho más allá de lo estipulado en la ley, lo que agravó la confusión sobre lo que está bien y lo que está mal.

Lo que va a impulsar el verdadero cambio en la esfera empresarial es la presión del personal mismo, dice Beralda Lima, coordinadora de pasantías y desarrollo de carrera de la Fundação Getúlio Vargas, una universidad de Río de Janeiro. Recomienda que sus 3.000 alumnos busquen trabajo en compañías con buenos antecedentes y sin cultura machista. "Las compañías con hombres de 60 años que piensan que es normal acosar, decirle a una chica que huele bien, están tratando de reinventarse porque están perdiendo talento joven", explica Lima.

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