Economía

¿Puede Bolivia capitalizar el auge mundial del litio?

El presidente Morales debe convencer a los inversionistas de que no nacionalizará la inversión privada como sucedió con el gas.

Por: | Publicado: Viernes 23 de marzo de 2018 a las 04:00 hrs.
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En las últimas semanas, el presidente de Bolivia, Evo Morales, ha estado hablando sobre el potencial del país como un importante productor de litio, el componente principal de las baterías recargables que se usan en los vehículos eléctricos. Se estima que Bolivia tiene una de las mayores reservas mundiales de litio. Las expectativas del presidente han sido impulsadas por la creciente demanda mundial, la que podría proporcionar un gran impulso a las exportaciones y los ingresos fiscales. Sin embargo, el progreso hacia la producción de litio a escala industrial está resultando dolorosamente difícil.

La fuerte demanda mundial y la escasa oferta generaron un aumento en los precios del carbonato de litio equivalente (LCE), entre 2015 y 2017. Los precios en China, un importante consumidor de litio, casi se han triplicado, alcanzando un máximo de cerca de US $ 27 mil por tonelada en junio de 2016, frente a los US $ 7.700 por tonelada en 2015. Los precios en marzo superaron los US$ 24 mil por tonelada. El gobierno tiene la esperanza de poder atraer inversiones y aumentar la producción a medida que aumenta el interés en la extracción del mineral.

Dificultades técnicas

El camino hacia la producción de LCE a escala industrial está resultando más difícil de lo que muchos previeron. La empresa estatal Yacimientos de Litios Bolivianos (YLB) había proyectado originalmente que la producción del Salar de Uyuni, el más grande del mundo –y donde se concentran sus depósitos de litio-, llegaría a 480 toneladas de LCE al año para 2011. Hasta ahora, el proyecto sólo tiene una planta piloto, que se espera que produzca cerca de 67 toneladas en 2018. En otras zonas del llamado “triángulo del litio” de Sudamérica, Chile produce 70 mil toneladas al año y Argentina otras 30 mil. La producción global total fue de cerca de 230 mil toneladas en 2017.

Los planes para una planta de escala industrial están pendientes, ya que las dificultades técnicas obstaculizan el trabajo de K-UTEC Salt de Alemania, una consultora contratada por el gobierno. La salmuera rica en litio se extrae de las salinas utilizando estanques de evaporación para concentrarla. Estos estanques son propensos a la dilución durante la temporada húmeda de Bolivia, que se extiende de diciembre a marzo, y que ralentiza el proceso de concentración. Las tormentas de polvo ocasionales -que contaminan los estanques- también se suman a estas dificultades.

Recientemente, YLB reconoció la necesidad de un programa de exploración para definir qué cantidad de litio comercialmente extraíble existe en el salar. Las estimaciones previas se han basado principalmente en conjeturas, pero la exploración ya está en marcha y se esperan resultados para octubre. YLB también recibió propuestas de diez compañías para comprar una participación de 49% en la empresa -el Estado mantendrá una participación controladora-, y llevar a cabo ingeniería y construcción para la explotación de LCE a escala industrial. YLB había planeado comenzar un proceso de licitación en abril, pero hay indicios de que esta fecha límite no se cumplirá. YLB también admitió que la capacidad de diseño de la primera fase de la planta probablemente se reduzca a 15 mil toneladas anuales, por debajo de las 30 mil toneladas planificadas originalmente.

Futuro incierto

Aunque se espera que suba la demanda de litio a medida que se masifica el uso de vehículos eléctricos, las previsiones de demanda anual de LCE a 2025 varían desde 3 millones de toneladas anuales a sólo 535 mil toneladas anuales (la demanda actual es cerca de 250 mil).

Si bien el desarrollo del litio de Bolivia ha sido pobre hasta ahora, los retrasos y el incumplimento de las metas de producción también ocurren en otros proyectos de litio en todo el mundo. Llegando tarde al mercado, Bolivia enfrentará una dura competencia por la participación de mercado de los productores en Chile y Argentina, que están aumentando su producción. Para cuando Bolivia logre niveles de producción a escala industrial, su oportunidad podría haber pasado, ya que los precios del litio disminuirían cuando la oferta global supere a la demanda, aunque hay opiniones divididas. Morgan Stanley, un banco de inversión, espera que los precios del litio suban este año y luego bajen abruptamente a 2021. Otros analistas del mercado de metales esperan que la demanda se mantenga suficientemente boyante como para que los precios se mantengan altos y Bolivia tenga un mercado para su litio cuando y si es que logra expandir su producción.

Temor por la nacionalización

Independientemente de dónde terminen los precios del litio, las perspectivas de producción de litio en Bolivia no parecen optimistas, teniendo en cuenta el historial del gobierno en el desarrollo del sector del gas natural. Desde que el gas se nacionalizó en 2006, el gobierno lo ha tratado como una fuente de ingresos para financiar sus programas de gasto público. La inversión en nuevas exploraciones ha sido insignificante, las reservas conocidas se están agotando rápidamente, y la compañía estatal de petróleo y gas se ha visto afectada por escándalos de corrupción.

Hasta ahora, el gobierno adoptó una actitud similar respecto a las reservas de litio de Bolivia. La reticencia de Morales a ofrecer términos favorables y convencer a los inversionistas extranjeros de que no se nacionalizará la inversión privada -como sucedió con el gas-, ha llevado a un progreso lento. A menos que el gobierno adopte una actitud más favorable al mercado, lo que es poco probable debido a sus raíces socialistas, Bolivia no será capaz de capitalizar el auge del litio.

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