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El doble acto político de Argentina avanza al próximo desafío

La recesión y las conversaciones con el FMI se ciernen tras un acuerdo con acreedores privados.

Por: Financial Times | Publicado: Miércoles 5 de agosto de 2020 a las 10:27 hrs.
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Reuters
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Cuando la expresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, le pidió a su exjefe de gabinete, Alberto Fernández, que se postulara en su lugar en las elecciones del año pasado, no fue solo porque pensó que tenía más posibilidades de ganar.

La tarea más urgente que enfrentaría el ganador de la presidencia sería resolver un problema de deuda controvertido, algo que no habría sido fácil para la volátil populista que había sido tildada de paria del mercado al final de su período de ocho años en el poder en 2015, debido a frecuentes enfrentamientos con inversionistas.

Hasta ahora, Fernández, un veterano operador político con reputación de negociador entendido, no ha decepcionado a su exjefa, que ahora es su vicepresidenta. No solo ganó las elecciones presidenciales del año pasado por un cómodo margen, sino que el martes su gobierno de centroizquierda anunció triunfalmente un acuerdo con los mayores acreedores de Argentina para reestructurar US$ 65 mil millones de deuda externa, lo que podría haber llevado al país a su noveno default de la deuda soberana en mayo. 

"La verdadera historia comienza ahora", dijo Jimena Blanco, directora de América en Verisk Maplecroft, advirtiendo que una exitosa reestructuración de la deuda representaría "un punto de partida, no un destino". Si suficientes tenedores de bonos aceptan la oferta de deuda de Argentina para la nueva fecha límite del 24 de agosto, como se espera, sería un primer paso necesario para revitalizar la economía de Argentina.

La siguiente etapa es negociar un acuerdo con el mayor acreedor del país, el FMI, que le ha prestado a Argentina US$ 44 mil millones desde que estalló la crisis en 2018, con un rígido calendario de pagos comenzando a fines del próximo año. "Queda por ver si el gobierno puede implementar las políticas económicas que permitan que la reestructuración se convierta en el trampolín de la historia de éxito económico prometido", dijo Blanco.

La crisis del coronavirus solo ha hundido a la economía aún más en una recesión que ahora está en su tercer año, y el FMI espera una contracción del 10% este año. Argentina también está cargada con una de las tasas de inflación más altas del mundo, que solo se verá agravada por la extensa impresión de dinero por el golpe de la pandemia. Y los estrictos controles de capital implementados por primera vez el año pasado han dejado una vez más el tipo de cambio oficial sobrevalorado peligrosamente.

El problema que enfrenta el pragmático presidente de Argentina ahora es que arreglar la economía y restaurar la confianza de los inversionistas requerirá políticas que pueden ser difíciles de conciliar con un entorno político interno frágil, dominado por su poderosa vicepresidenta, quien controla la facción más radical de la diversa coalición gobernante.

"Alberto Fernández emerge fortalecido del acuerdo con los acreedores", dijo María Victoria Murillo, una cientista política argentina de la Universidad de Columbia en Nueva York. "Veamos qué puede hacer a continuación".

No está claro en qué medida los objetivos de los dos Fernández -que no están relacionados- están alineados.

Los acreedores se sorprendieron al enterarse de que la vicepresidenta desempeñó un papel clave en el éxito de las negociaciones de la deuda, lo que fue subrayado por la visita que Martín Guzmán, ministro de Economía, realizó al departamento en Buenos Aires de Cristina Fernández pocas horas antes de que se anunciara el acuerdo el lunes.

"Ella brindó el apoyo justo cuando fue necesario en las horas más críticas de los últimos dos meses", dijo un acreedor cercano a las negociaciones, y admitió alegremente que los temores de que Fernández de Kirchner estaba en contra de un acuerdo "demostraron estar equivocados".

Pero Nicholas Watson, director gerente para América Latina de la consultora Teneo, sugiere que su apoyo al acuerdo de la deuda fue "un útil 'pasando y pasando'" para las controvertidas reformas judiciales anunciadas por Fernández la semana pasada, que los opositores del gobierno insisten en que están diseñadas para beneficiar a su vicepresidenta, quien enfrenta múltiples cargos por corrupción.

"La pregunta es si (Fernández de Kirchner) y sus seguidores estarán tan dispuestos a tolerar las condicionalidades del FMI que surgirán como parte del proceso de renegociación, particularmente en ausencia de una recuperación económica rápida, y con las inminentes elecciones de 2021 en medio de su período", dijo.

Por ahora, algunos observadores creen que el gobierno puede retrasar un acuerdo con el FMI el mayor tiempo posible. "Con el acuerdo de los acreedores (asegurado) hay menos apuro por avanzar rápidamente con el fondo", dijo un banquero internacional. "Esperemos que no sean demasiado optimistas en cuanto a cuánto tiempo llevará".

Aunque Argentina ahora puede estar en camino de evitar una batalla legal prolongada con sus acreedores privados -como sucedió después del último gran incumplimiento del país en 2001, que lo bloqueó de los mercados internacionales de capital durante más de una década- dentro del gobierno no hay ilusiones sobre la balanza de los desafíos que vienen hacia adelante.

El acuerdo de esta semana ciertamente le permite al gobierno reclamar una gran victoria. Pero un alto funcionario advirtió: "No es como si su misión se hubiera cumplido, y eso es todo. Los desafíos aún están ahí".

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