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La pregunta en Brasil: ¿Las victorias de Bolsonaro marcarán un punto de inflexión en su asediada presidencia?

Según los observadores, sus logros en el ámbito del comercio y de las pensiones no necesariamente indican una moderación de su estilo ideológico.

Por: Financial Times | Publicado: Viernes 26 de julio de 2019 a las 12:36 hrs.
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El índice de aprobación del presidente Jair Bolsonaro se ha desplomado al 33%. / Foto: Reuters
El índice de aprobación del presidente Jair Bolsonaro se ha desplomado al 33%. / Foto: Reuters

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Después de seis turbulentos meses en el poder, el presidente Jair Bolsonaro ha logrado dos de los mayores avances en la legislación brasileña en años, con un nuevo acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur), y la probable aprobación de la reforma de las pensiones durante los próximos meses.

"¡Estamos mejorando Brasil!", dijo Eduardo Bolsonaro, el hijo del mandatario quien también es congresista y que ha sido nominado como embajador de Brasil en Washington.

La pregunta actualmente es si las victorias de Bolsonaro marcarán un punto de inflexión en su asediada presidencia, preludiando un líder más pragmático y menos impulsado por la ideología.

Gestión de gobierno

El pragmatismo le permitiría consolidar reformas económicas extremadamente necesarias en un momento en el que Brasil se enfrenta a la amenaza de una nueva recesión. Sin embargo, para muchos analistas, Bolsonaro se enfrenta al mismo problema que ha acosado a su presidencia desde su toma de posesión: su antagonismo hacia las instituciones de la nación, principalmente el Congreso y el Supremo Tribunal Federal. Según analistas, él tendrá que cambiar su enfoque si quiere continuar avanzando con el resto de su agenda.

El índice de aprobación del líder derechista se ha desplomado al 33%, debido a las luchas internas entre sus hijos, el gabinete y el Congreso que han debilitado su popularidad. En medio de repetidas controversias, y de escaso progreso en materia de políticas, el futuro político del presidente en un momento dado este año pareció precario.

"Bolsonaro cree que será reelegido peleando guerras culturales. Él piensa que crear un movimiento cultural conservador ayudará a mejorar sus perspectivas electorales", comentó Eduardo Mello, un profesor de política de la Fundación Getúlio Vargas, refiriéndose a la propensión del presidente a denigrar a los homosexuales y a los políticos izquierdistas.

"No tiene la voluntad de defender causas que no resuenen con su base de votantes", agregó Mello. 

Reformas económicas

Los inversionistas han indicado que, en lugar de guerras culturales, lo que Brasil necesita son las reformas económicas impulsadas por Paulo Guedes, el zar económico de Brasil. Éstas incluyen indispensables cambios en el generoso sistema de pensiones, la desregulación de los sectores bancario y energético, y una amplia campaña de privatización. 

Aunque el presidente apoya las reformas de su equipo económico, no son importantes para él, según lo indicado por los analistas. De hecho, en sus casi tres décadas como congresista, Bolsonaro votó en contra de las medidas para recortar los beneficios de pensión en numerosas ocasiones. 

Guedes también tiene previsto reformar el intrincado sistema tributario brasileño, una causa defendida por Rodrigo Maia, el presidente de la Cámara de Diputados. Maia se ha vuelto cada vez más poderoso, y está alineado con el gobierno en cuanto a la necesidad de las reformas económicas, pero no en cuanto a mucho más. Un sinnúmero de personas le dan crédito a Guedes por haber propuesto la reforma de las pensiones, pero han indicado que Maia fue responsable por su aprobación.

Maia, quien proviene de una dinastía política, surgió como un influyente congresista después del voto de las pensiones, habiendo liderado a la cámara baja en una aplastante votación a favor de la moción. "Maia emergió como el hombre más poderoso de Brasilia", comentó Mello. 

Esto plantea un reto para la agenda cultural conservadora de Bolsonaro. El presidente ha luchado con el Congreso desde el inicio de su mandato. El Senado anuló un decreto presidencial que debilitaba los controles de las armas de fuego. Para gran irritación del ex capitán del ejército, quien se opone a la homosexualidad, en mayo el Supremo Tribunal Federal de Brasil también criminalizó la homofobia. 

"No creo que Bolsonaro tenga más capital político para pasar sus proyectos de ley por la Cámara, principalmente porque muchos de ellos se enfocan en cuestiones morales", opinó María do Socorro Braga, una profesora de ciencias políticas en la Universidad Federal de São Carlos, refiriéndose, por ejemplo, a los cambios que Bolsonaro propone al sistema educativo y a su obsesión con las armas. 

Otros han dicho que Bolsonaro no puede atribuirse demasiado crédito por sus recientes victorias, dado que tanto el acuerdo comercial como la reforma de las pensiones habían sido perseguidos por gobiernos brasileños anteriores. Bolsonaro estaba simplemente en el lugar correcto en el momento adecuado. 

El propio líder brasileño lo sugirió cuando le dio crédito a su antecesor, Michel Temer, por su labor en el acuerdo con Mercosur. A Temer también se le ha reconocido ampliamente por haber sentado las bases en el Congreso para el proyecto de ley de las pensiones. 

Garantizar crecimiento

La oportunidad del presidente brasileño de capitalizar sus victorias depende, en gran medida, de si se acelera la economía de la nación y se mejoran los medios de sustento de la gente. Brasil se está enfrentando a una recesión técnica en el segundo trimestre de este año, con un alto nivel de desempleo y con un aumento del descontento público. Varios de los estados más grandes del país están en bancarrota. El domingo, Bolsonaro planteó la idea de implementar medidas para que despedir a los trabajadores les resulte menos costoso a los empleadores como un medio para estimular la economía. 

Si se ratifica, el acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur pudiera proporcionar un impulso a los ganaderos y a los agricultores de Brasil, un grupo demográfico que constituye una sólida base entre el electorado de Bolsonaro. 

Pero según los economistas, la reforma de las pensiones no garantiza el crecimiento económico. El proyecto de ley busca ahorrarle al gobierno US$ 200 mil millones mediante la reducción de las obligaciones de bienestar social, una evolución que restablecería la confianza en la posición fiscal de Brasil y en su economía más amplia. El año pasado, los pagos de pensiones canibalizaron el 56% del presupuesto del país. 

"Si la economía se recupera, el presidente puede decir que sucedió gracias a su gobierno", señaló Lourdes Sola, una analista de la consultora MB Associados. "Si continúa en su estado actual, le dirá a la población que es culpa del Congreso", ella agregó.

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