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La web contra la narrativa del terrorismo

Facebook, Google, Twitter y otras empresas están acogiendo proyectos que contrarresten el discurso yihadista.

Por: Madhumita Murgia y Hannah Kuchler, Financial Times | Publicado: Viernes 21 de octubre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Una tarde de septiembre en un auditorio repleto en Kingston College, en el sureste de Londres, Humza Arshad tiene a una multitud de más de cien adolescentes hechizados. Usando una chaqueta impermeable y un gorro, a pesar del calor, le dice a los estudiantes que ha venido a hablarles sobre la radicalización y el extremismo, “un tema liviano para una tarde de jueves”, bromea.

Cerca de un cuarto de la audiencia levanta la mano cuando se les pregunta si son musulmanes. Todos parecen transfigurados con el expositor, conocido por representar a un desventurado inmigrante asiático en Londres en su serie de YouTube “Diario de un hombre malo”.

Arshad, de 31 años, comienza con un poco de humor oscuro, apuntando a una foto de terroristas armados y luego pronunciando los nombres de sus primos. Luego, el rostro de una niña de Bangladesh de quince años llena la pantalla y un murmullo recorre el salón. Algunos la reconocen como Shamima Gebug, la aplicada estudiante del este de Londres que dejó su hogar en febrero del año pasado para ir a Siria. Shamima y sus dos amigas, llamadas las “novias yihadistas” por los medios, terminaron en Raqqa, una fortaleza de Isis. No han vuelto más.

“Nadie habría pensado que algo así les pasaría a ellas y me hizo darme cuenta de que si puede pasarle a una familia así, puede pasarle a cualquiera”, dice a la multitud. “Imaginen que ella es su hermana o su mejor amiga, y desaparece”.

Arshad es uno de un grupo de estrellas de los medios digitales que usan videos de Youtube, mensajes en Facebook, tuits, fotografías y humor para hacer frente al bombardeo de propaganda extremista en internet, especialmente de parte de grupos terroristas que usan las redes sociales como Isis. Su serie de Youtube, que muestra los temas de la juventud musulmana en Londres, ha recibido más de 73 millones de vistas. Un video, “Soy un musulmán, no un terrorista”, ha sido mostrado en más de 100 escuelas en el Reino Unido por la policía.

“Muchas niñas estaban recibiendo lavados de cerebro de estos tipos en internet, en Facebook y Twitter, así que yo tenía que hacer algo”, dice Arshad.

Los creadores musulmanes de contenido como Arshad han sido recibidos por Google, Facebook y otras tecnológicas, que han sido criticadas por lo que se considera como un fracaso en rastrear y eliminar contenido terrorista. Un reporte publicado en agosto por el Comité de Asuntos Internos del parlamento acusó a las empresas de “obstaculizar” investigaciones antiterroristas al negarse a entregar potencial evidencia.

El uso del llamado contra-discurso va más allá de Silicon Valley. Tras ver un éxito modesto con sus propios esfuerzos de propaganda, los departamentos de Justicia y Seguridad de EEUU, la Comisión Europea y el gobierno británico están reclutando a realizadores de documentales y estudiantes universitarios para producir contenido llamativo y compartible para hacer frente al mensaje yihadista. El Departamento de Estado estadounidense lanzó este año un Centro de Contacto Global para contrarrestar la propaganda de Isis.

Herramientas de adoctrinamiento

La máquina de redes sociales de Isis parece haber disminuido desde mediados de 2015, pero su presencia en Twitter, Youtube y otros sitios ha sido el instrumento más poderoso de persuasión del grupo terrorista, particularmente en Europa y el Reino Unido. El grupo cuenta con una unidad de medios que funciona 24/7, con cinco casas oficiales de producción de videos. “Muchos dicen que si no fuera por internet, el Estado Islámico no hubiese existido”, dice Yasmin Green, jefa de investigación y desarrollo en Jigsaw, el centro de estudios de Google que ha analizado la radicalización online.

Mientras las empresas de redes sociales están deseosas por promover sus esfuerzos en esa área, su eficiencia en prevención del terrorismo no está comprobada. “Sería justo decir que estamos en un etapa inicial. Es fantástico que Facebook o Google auspician uno o dos proyectos, pero eso no da bastante información para hacer declaraciones viables de si el contra-discurso funciona o no”, dice el profesor Peter Neumann, fundador y director de Centro Internacional de Estudios de Radicalización y Violencia Política en Londres.

En particular, es improbable que cambie el comportamiento de extremistas convertidos. “Si alguien tomó la decisión, y tu después tratas de cambiar su punto de vista, eso puede producir la respuesta conocida como resistencia reactiva, causando que se vuelva más radical en sus opiniones, porque las están cuestionando”, dice el profesor Neumann.

“Entonces, el tema no es que el contra-discurso sea bueno o malo, sino que tiene que estar enfocado en las personas en la etapa particular de su toma de decisiones. Tiene que ser fácil de encontrar cuando uno googlea diferentes puntos de vista”.

Hasta ahora, eliminar contenido objetable ha sido el arma principal en la batalla contra extremismo online. El control completo de cuentas de usuarios de parte de grupos de redes sociales significa que hasta el gobierno está dependiendo de ellos para responder a las solicitudes urgentes.

Las plataformas sociales más grandes confían en el usuario para reportar el contenido inapropriado, aunque Facebook y Google dicen que ellos proactivamente eliminan los perfiles asociados con terroristas conocidos.

“Cuando nosotros nos enteramos de un perfil que apoya al terrorismo, miramos a sus amigos y cuentas asociadas para poder eliminarlos”, dice Monika Bickert, jefa de política pública de Facebook.

Twitter anunció a mediados de agosto que va a suspender 360.000 cuentas que incitan al terrorismo desde mediados de 2015, con el número de suspensiones diarias aumentando 80%. La suspensión de cuentas también aumentó después de los ataques terroristas en Bruselas en marzo y en Niza en julio.

Pero los expertos creen que es una disrupción temporal de los esfuerzos terroristas. En muchos casos, cuando las cuentas terroristas son eliminadas, ellos tienden a migrar a las páginas cifradas como Telegram o WhatsApp, o aparecer en los mismos sitios con nuevos nombres.

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