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Las disputas de Paul Romer que terminaron con su renuncia al Banco Mundial

Correos electrónicos revelan choques dentro de la institución por asuntos que van desde la gramática hasta la metodología.

Por: Shawn Donnan, Financial Times | Publicado: Viernes 26 de enero de 2018 a las 04:00 hrs.
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El crítico economista jefe del Banco Mundial (BM), Paul Romer, renunció a su cargo “de manera inmediata” después de apenas 15 meses en el puesto, dijo el presidente de la entidad al personal del banco en un anuncio interno visto por Financial Times el miércoles.

Romer, uno de los economistas más famosos de Estados Unidos, había batallado contra economistas de la institución casi desde su bullado arribo en octubre de 2016. Las áreas de disputa incluyen todo, desde las imposiciones de Romer sobre gramática y brevedad en los informes hasta cuestionamientos serios sobre metodología.

En airados intercambios de correos electrónicos en los últimos meses, Romer se rebeló contra lo que dijo era el uso de “datos evidentemente inventados”, “autopromoción desvergonzada” por parte de colegas y una “oficina de justicia interna” que evita el cambio.

Encontrones y renuncia

Algunos dentro del banco estaban molestos por lo que vieron como su naturaleza abrasiva. En un año, le habían despojado de sus responsabilidades gerenciales y, en los últimos meses, había estado operando solo desde una oficina en un piso diferente al del departamento de investigación del banco.

En un mensaje al personal enviado el miércoles, Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial, dijo que Romer le había dicho que había decidido dimitir y regresar a su puesto como profesor en la Universidad de Nueva York.

“Paul es un economista consumado y un individuo perspicaz, y hemos tenido muchas buenas discusiones sobre cuestiones geopolíticas, urbanización y el futuro del trabajo. Aprecié la franqueza y la honestidad de Paul, y sé que lamenta las circunstancias de su partida “, dijo Kim.

Entre esas circunstancias se incluía una reciente entrevista con The Wall Street Journal en la que criticaba la metodología utilizada en el ranking anual de alto perfil Doing Business del Banco Mundial y acusaba al personal del banco de manipular los datos por razones políticas. Esa acción, según personas del banco, violaba las reglas del personal.

Romer, quien no quiso hacer comentarios, se retractó luego, escribiendo en su blog personal: “Esto no fue lo que quise decir o pensé que dije. No he visto ninguna señal de manipulación de los números publicados en el informe Doing Business ni en ningún otro informe del anco”.

Peleas con el personal

Pero las batallas de Romer fueron mucho más amplias. Estaba considerando abandonar el banco antes de dar la entrevista al WSJ y comenzó a contar privadamente que estaba desilusionado con las investigaciones del Banco Mundial y su incapacidad para generar cambios, según correos electrónicos vistos por Financial Times y personas cercanas a la situación.

Algunos fuera del banco vieron los comentarios de Romer como poco serios. El año pasado, había molestado al personal cuando habló en contra de lo que vio como el uso excesivo de la palabra “y” en los informes internos. Pero muchas de las batallas fueron divisivas y duramente reñidas, según personas familiarizadas con la situación.

Como economista jefe, intentó sin éxito que se eliminara a varios altos jefes del departamento, lo que finalmente lo llevó a chocar con el departamento de recursos humanos del banco. Una de sus quejas fue sobre la resistencia interna de la institución a usar datos externos para medir los logros educativos en países de África, tras la publicación el año pasado de un informe del banco en el que cuestiona el enfoque de larga data de las agencias humanitarias sobre la asistencia escolar en lugar del logro.

En un airado intercambio con una docena de otros economistas sobre los modelos de crecimiento en los análisis del banco de países individuales, Romer criticó duramente la manera en la que el banco manejaba sus informes económicos y acusó a sus colegas de “autopromoción desvergonzada”.

“Nunca en mi vida profesional he encontrado economistas profesionales que digan tantas cosas que son fáciles de verificar y que no sean ciertas”, dijo en un correo electrónico visto por el FT. “Imagine un campo de la ciencia en el que las personas publican trabajos de investigación con datos obviamente fabricados”.

¿No hay justicia?

“Cuando alguien señala esto, la Oficina de Justicia Interna interviene (y) dice que las acusaciones no tienen suficientes pruebas para que tomen medidas. No pasa nada. Entonces, en este equilibrio, es perfectamente racional falsificar los datos sin siquiera molestarse en ocultar lo que está sucediendo”.

Continuó: “no hay forma de volver a poner este campo en un estado en el que las personas se esfuercen por mantener una reputación de alguien que es fuente de información confiable. Una vez que a nadie le importa la reputación, ¿por qué alguien debería invertir en la reputación? Como cuestión general, no estoy seguro de cómo escapar de este tipo de equilibrio”.

El Banco Mundial no respondió a los dichos de Romer.

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