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Matrimonio

Por: Padre Raúl Hasbún | Publicado: Viernes 2 de enero de 2015 a las 05:00 hrs.
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Si alguna institución merece llamarse "patrimonio de la Humanidad" es precisamente la del matrimonio. Por etimología, patrimonio alude al conjunto de bienes heredados de los padres, a quienes se atribuye el rol de generar, multiplicar y transmitir lo que constituirá el sustento y seguro de la comunidad familiar. Pero esos padres pueden y deben dedicarse a amasar su patrimonio porque sus esposas-madres les han dado hijos que exigen incesante y costoso cuidado y les inspiran y motivan a sacrificar todo por ellos, en la esperanza de que serán un día su corona de gloria, signo del beneplácito divino y prenda de victoria sobre la muerte. El patrimonio descansa sobre el matrimonio y encuentra en éste su razón de ser: ¿para qué, en efecto, esforzarse tanto en incrementar y preservar el patrimonio si a la muerte del padre sin hijos será su siervo quien herede todo? –es la pregunta y queja de Abraham, unido en matrimonio con una Sara estéril.

Esta lógica semántica, que vincula patrimonio con matrimonio, oficio de padre con oficio de madre hunde sus raíces hasta la primera página bíblica. Dios Creador nunca pensó ni quiso que Adán viviera solo. Las dos fuentes que concurren en el relato del Génesis consignan claramente que en el día sexto creó Dios al Hombre, es decir la especie humana, pero los creó Varón y Mujer, macho y hembra los creó. "No es bueno que el varón esté solo", observa Dios; "voy a hacerle una ayuda adecuada". Tan adecuada, tan semejante y a la vez tan complementaria que al contemplar el varón a su mujer exclama: "esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne; será llamada 'varona', porque del varón ha sido tomada".

No sólo el varón se regocija al reconocer a la mujer como su otro yo, semejante en dignidad e indispensable en complementariedad. También Dios se reconoce a Sí mismo en esta bi-unidad orientada a la fecundidad y al gobierno de la Creación: este pacto "varón y mujer" trasparenta visiblemente la intimidad del Dios invisible, es su "imagen y semejanza". De ahí el notorio gozo de Dios, una vez que creó al Hombre Varón y Mujer y le encomendó procrear y multiplicar la vida y enseñorearse del cosmos: mientras en los 5 primeros días su obra le parecía "buena", ahora, en el sexto y final, la encuentra "muy buena". El matrimonio, y la familia basada en el matrimonio, es la mejor lograda "selfie" de Dios.

A mayor excelencia, mayor exigencia. Varón y mujer se unirán hasta hacerse una sola carne. Lo que Dios ha unido, no se atreva el hombre a separarlo, enfatizará Jesucristo. El patrimonio viene ligado al matrimonio. Arturo Vidal tiene un gran patrimonio. Se le agradece haberlo coronado y consolidado con un cristiano matrimonio.

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