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Actualizarse o morir

Mónica Reyes de Cruzat Socia de Reyes & López-Hermida Comunicación Creativa

Por: Mónica Reyes de Cruzat | Publicado: Martes 8 de agosto de 2017 a las 04:00 hrs.
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Twitter, Twitter, Twitter… ¿qué hacemos con Twitter? ¿Las autoridades deben participar en Twitter? ¿Las instituciones deberían estar presentes en Twitter? ¿Los líderes están llamados a cumplir un rol en ésta y otras redes sociales? Hay respuestas desiguales frente a un diagnóstico común: el mundo digital ya llegó hace 10 años y llegó para quedarse.

Dicha realidad está presente en el mundo entero. De muestra un botón, resultan las declaraciones de la directora del Fondo Monetario Internacional cuando insta a banqueros centrales a unirse a Twitter.

Por lo anterior, y en plena era de la postverdad, Christine Lagarde quiere que los responsables al menos intenten adentrarse en el mundo de los 140 caracteres. Y agrega: “Bajo mi punto de vista, es muy importante la comunicación inteligente, divertida y alternativa, pero no falsa, en torno a lo que se va a hacer”, dice. “Porque esa batalla va a ser perdida o ganada dependiendo en lo pronto que se preparen y la eficiencia de su comunicación en términos simples y fáciles de entender, con herramientas respaldadas por los medios, divertidas de leer y de escuchar”.

Sus asertivos comentarios son un ejemplo para tantos líderes de los más variados ámbitos en nuestro país que aún se debaten entre el miedo, la ignorancia, el conservadurismo y una cierta dosis de cobardía; aludiendo a la manoseada y floja excusa “somos de bajo perfil”. Argumento que se utiliza como excusa para evadir una realidad que opera y en la cual nos negamos a participar, empeñados en continuar actuando como si el mundo siguiera los códigos previos a la irrupción digital.

Esto resulta particularmente grave cuando el resto del país participa activamente de este espacio, siendo protagonista empoderado. Entonces las organizaciones, las instituciones y los líderes están obligados a ser proactivos en este diálogo democrático y horizontal que sólo puede enriquecer nuestra vida en sociedad si aprendemos a conocer sus códigos y nos adentramos con identidad propia, transparencia y personalidad. Quienes se desenvuelvan con naturalidad, autenticidad y empatía serán los ganadores del desafío.

Precisamente estos días hemos vivido y presenciado cómo una gran compañía que abastece a la comunidad de servicios básicos se ha visto enfrentada a una catástrofe natural. Ha sido evidente la dificultad que constituye en términos operativos el lograr salvar obstáculos de un hecho que ocurre sólo cada 46 años; sin embargo, el enojo por parte de la ciudadanía se debe a la falta de respuesta empática por las vías en que ellos se manifiestan.

La realidad cambió y para bien.

Nos sumamos o morimos.

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