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¿Cómo podemos fortalecer la resiliencia de nuestros bancos?

Por: Eric Parrado, superintendente de Bancos e Instituciones Financieras | Publicado: Miércoles 11 de mayo de 2016 a las 04:00 hrs.
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Después de una crisis financiera se suelen hacer preguntas sobre los reguladores y sus organismos tomadores de decisiones. ¿Qué podemos hacer para fortalecer la resiliencia del sistema bancario? Y más específicamente: ¿es necesario y suficiente adoptar normas internacionales para promover la estabilidad financiera? ¿Qué más se necesita?

Obtener respuestas claras para las primeras dos preguntas es un buen comienzo para implementar cualquier estrategia destinada a fortalecer, de manera gradual y realista, la resiliencia de cualquier sistema bancario.

Sobre la primera pregunta: ¿Es necesario adoptar normas internacionales para promover la estabilidad financiera?

La respuesta es un simple sí, y hay poco que decir sobre este tema. Esto se debe principalmente a la globalización de la industria bancaria y, por lo tanto, está relacionada con la necesidad de estandarizar normas prudenciales para crear condiciones apropiadas para competir, y evitar costos no deseados, como por ejemplo, el arbitraje regulatorio.

Este fenómeno comenzó a principios de los años setenta, a medida que el sector bancario se volvía más y más interconectado. Fue una consecuencia de la expansión de los servicios financieros y del crecimiento del comercio internacional, lo cual mostró una necesidad de estandarizar las regulaciones bancarias.

Esto se alcanzó a través de normas prudenciales emitidas por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS por su sigla en inglés). Dicho Comité fue creado durante los años setenta y concebido como un foro para la cooperación continua en temas relacionados a la regulación y supervisión bancaria. Su objetivo fue aumentar el conocimiento sobre los temas principales de supervisión y mejorar la calidad de la regulación y supervisión bancaria de los países miembros. Hoy Chile es parte de este selecto grupo como miembro observador desde el 2014.

La globalización financiera creciente que comenzó en los años noventa abrió paso para que las recomendaciones de BCBS se convirtieran en normas mundiales de regulación prudencial para los supervisores bancarios. Esto fue mucho más allá del concepto original de BCBS de entablar recomendaciones generales y no vinculantes para los países miembros.

Como resultado, la calidad de la regulación bancaria de cualquier jurisdicción, sea o no país miembro de BCBS, se mide de acuerdo a su nivel de cumplimiento con estas normas, que cubren áreas claves de prudencia, incluyendo suficiencia de capital, riesgo de liquidez, acuerdos para la supervisión bancaria efectiva, supervisión bancaria transfronteriza, etc.

Sin embargo, es importante tener en cuenta dos cuestiones importantes al adoptar normas internacionales. En primer lugar, estas normas fueron hechas primordialmente para países desarrollados, por lo que se necesita hacer adaptaciones para las condiciones locales, especialmente en países emergentes. En segundo lugar, las normas internacionales representan un mínimo que hay que alcanzar, lo que permite también que cada país pueda adoptar normas prudenciales más exigentes para lidiar con vulnerabilidades idiosincráticas.

Sobre la segunda pregunta: ¿Qué más se necesita?

La respuesta es fácil: ¡mucho! Depender de una buena regulación está lejos de ser lo suficiente cuando se habla de estabilidad financiera. Aquí, el punto crucial es la supervisión basada en riesgos.

Históricamente, la supervisión se concentraba en un enfoque basado en el cumplimiento normativo, que buscaba garantizar que los bancos cumplían con leyes y normas prudenciales. Este enfoque depende mucho de la verificación de transacciones, como conciliación de datos y cuentas, y otras actividades de verificación detallada. Estas actividades de supervisión son importantes pero insuficientes para prevenir problemas que resultan de la mala gestión y malas prácticas bancarias.

En contraste, la supervisión basada en riesgos busca evaluar si las actividades bancarias adhieren a las buenas prácticas de gestión. Este enfoque se basa en el juicio experto e, igualmente importante, en la capacidad y disposición de las autoridades regulatorias para actuar en base a una evaluación cualitativa de cómo la administración y los directorios hacen lo que hacen y cómo se supervisan los riesgos y la toma de decisiones.

La combinación de la adaptación de normas internacionales prudenciales y del enfoque basado en riesgos es crucial para fortalecer la resiliencia de nuestros sistemas bancarios. La continua tarea de implementar esta combinación virtuosa, poniendo al día nuestra regulación y modernizando nuestra supervisión, es un compromiso que todos debemos adoptar. Esto le hace bien a Chile y a su estabilidad financiera.

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