Enrique Marshall

Banco Central marca presencia

Enrique Marshall Director Programa MBMF PUCV, exvicepresidente del Banco Central

Por: Enrique Marshall | Publicado: Miércoles 12 de junio de 2019 a las 04:00 hrs.
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Sorpresa causó la decisión del Banco Central de bajar la tasa de política monetaria (TPM) en 50 puntos base en días recién pasados. Se esperaba un ajuste en el curso de los próximos meses, pero no ahora ni menos en esa magnitud en una sola reunión.

Los bancos centrales, por regla general, son prudentes al momento de tomar sus decisiones. Prefieren preparar el terreno y actuar con movimientos graduales, del orden de 25 puntos base por reunión. Procuran con ello evitar un aumento de la volatilidad o efectos patrimoniales indeseados. Sin embargo, en determinadas circunstancias se apartan de ese patrón y actúan con mayor determinación, por razones fundadas.

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En este caso, la decisión de recortar la tasa parece responder a la conjunción de dos factores principales. Uno es el debilitamiento del escenario macroeconómico por causas externas e internas. Si bien ello estaba ya incorporado en todos los análisis, los últimos datos están sugiriendo que los riesgos a la baja se han intensificado.

Un segundo factor es la recalibración de los parámetros estructurales que sirven de base para la toma de decisiones. El ejercicio realizado en esta oportunidad mostró que la tasa estaba más arriba de lo que correspondía. Si se considera que todos esperaban un recorte en los próximos meses, el Banco Central ha optado por adelantar la decisión. Al hacerlo, ha procurado inyectar certidumbre sobre la orientación de sus próximas acciones.

Con todo, la decisión despierta cierta preocupación respecto de la trayectoria de la actividad, porque tiende a reafirmar la visión de un debilitamiento que no será fácil mitigar o revertir en el corto plazo (2019), considerando los rezagos con que actúa la política monetaria.

Como ocurre con toda decisión económica, ésta tiene beneficios y costos. Un mayor impulso monetario apuntala la trayectoria de la actividad y el empleo en el mediano plazo (2020-1). Sin embargo, tiene también costos. El recorte, por ejemplo, le brinda sostén a los avances que hemos observado en el dólar, lo que será bien recibido por los exportadores, pero no por los importadores.

En el ámbito financiero, la decisión es positiva para el mercado de valores, por cuanto brinda apoyo a los precios de las acciones y los títulos de renta fija. Pero es negativa para los depositantes y los ahorristas que confían su dinero a los bancos, porque las tasas de interés de corto plazo serán más bajas que lo esperado en los próximos meses.

Una reflexión final. El Banco Central es una institución clave para el desarrollo del país que goza de la confianza de la ciudadanía y de los mercados. Esto es algo que se ha ganado en buena lid. En un ambiente en el que predomina la desconfianza en las instituciones, es tonificante saber que el Banco Central está presente y dispuesto a ejercer su rol de entidad rectora.

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