Guillermo Tagle

Metro Costanera

La columna vertebral del sistema de transporte público de Santiago...

Por: Guillermo Tagle | Publicado: Viernes 13 de julio de 2012 a las 05:00 hrs.
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La columna vertebral del sistema de transporte público de Santiago pareciera estar por colapsar. La cantidad de pasajeros por metro cuadrado de espacio, parece de ficción e imposible de aliviar. Sin embargo, hay que estar preparado y hacerse el ánimo, porque no habiendo alternativas cercanas que permitan resolver el problema, no queda más solución que aprender a vivir con las apreturas y las incomodidades. Porque a pesar del calor del verano (cuando llegue) la población seguirá usando masivamente el Metro, el más eficiente servicio de transporte urbano de Santiago y todavía, un ejemplo internacional para el mundo por su limpieza, cuidado y puntualidad.



Las alternativas de transporte disponible, básicamente Transantiago, taxis y colectivos y por último, automóvil particular, también han incrementado exponencialmente sus grados de incomodidad. El tráfico de las calles se vuelve angustiante, transitar en horas “punta” (que son las horas en que todos nos queremos mover) es cada vez más difícil. 
La consecuencia de las bondades que estamos viviendo en materia de crecimiento económico, aumento del empleo y poder adquisitivo de los chilenos, traerá inevitablemente, incrementos en las dificultades mencionadas. Dado que es la intención de la mayoría que Chile siga creciendo, que el nivel de vida de las familias chilenas siga mejorando, entonces hay que cambiar paradigmas y empezar ya a planificar la ciudad del futuro. Si queremos dejar a nuestros hijos, a las nuevas generaciones, una ciudad que les permita crecer y vivir con salud y comodidad, hay que abordar ahora los planes y decisiones estratégicas, que permitan lograrlo. Recordar que la decisión de iniciar la construcción de una línea de ferrocarril subterráneo en Chile se tomó en 1968 y que la inauguración de la primera línea del Metro ocurrió en 1975, nos llama a agradecer a quienes tuvieron esa visión de futuro hace ya casi 40 años. Hoy nos quejamos de un Metro atochado y una ciudad con calles sobre pobladas de autos. Si hace 40 años no hubieran pensado en el futuro, imagine cómo sería hoy Santiago, no muy distinto a lo que vemos ocurre en ciudades como Sao Paulo, Ciudad de México, Caracas, Lima o Bogotá.

El futuro tiene que ser con soluciones estratégicas, diferentes a las convencionales. Tendremos que tener cada vez más ciclo vías, más estacionamientos subterráneos en la periferia (por cuyo uso obviamente tendremos que pagar), mucho más líneas de Metro (alimentadas con fuentes de energía limpias y renovables).

Contrario a esa necesidad, hace ya bastante tiempo que se viene discutiendo respecto de alternativas de solución para el atochamiento de tráfico en el sector Costanera y Vitacura de Santiago. La “pelota” pasa por la prensa, desde los desarrolladores inmobiliarios a las municipalidades, al Ministerio de Vivienda y Urbanismo y al de Obras Públicas. En general, con opiniones que suelen estar “dominadas” por quienes quisieran seguir disfrutando “para siempre” de la comodidad de transportarse en auto, desde su casa hasta el subterráneo de la propia oficina. Se sugieren vías elevadas, puentes, túneles y una Costanera Sur que corra paralela a la Norte.

Para una ciudad de futuro tiene mucho más sentido que agregar unas pistas más para automóviles en la ribera sur del Mapocho, construir una nueva línea de Metro que una desde Renca hasta Barnechea, con estaciones en nudos estratégicos como Estación Mapocho, Plaza Italia y la Portada de Vitacura. Ojalá una línea subterránea, por cuya superficie se pueda construir una ciclo vía de alto tráfico, que motive a quienes tengan la capacidad física, a moverse en bicicleta para las distancias intermedias. Definitivamente, el futuro tenemos que pensarlo con menos autos, más medios públicos eficientes y ejemplares como hasta ahora ha sido el Metro de Santiago. La congestión de la Línea 1, con sus 27 estaciones y 19 kilómetros, siendo la columna vertebral del sistema de transporte de Santiago, sólo puede resolver su demanda, con una línea que en buena parte de su recorrido, vaya en paralelo a esta. Usar el corredor natural que nos proporciona el Río Mapocho, para crear un nuevo eje de transporte público con Metro y bicicleta, puede ser una inversión elevada, pero proporcionalmente mucho más alcanzable para la situación actual de Chile, que la capacidad que esta nación tenía en 1968, cuando se decidió a emprender la primera etapa del Metro.

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