La candidatura fácil

Comienzan las giras, entrevistas, cenas de camaradería, promesas y todo eso que rodea una elección presidencial. Sin embargo, los todavía crecientes niveles de desconfianza y las recientes experiencias internacionales - Colombia, Brexit y Trump - hacen que varios miremos con preocupación el escenario político criollo.

Para intentar graficar el nerviosismo, me apoyaré en Heifetz y Linsky - reconocidos profesores de Harvard -, quienes nos recuerdan la figura de Jamil Mahuad en plena crisis de Ecuador hace 16 años. Entre algunas otras cosas, destacan cómo el presidente pasó en menos de un año de un 70% a un 15% de aprobación - las comparaciones son inevitables - y cómo se vio obligado a asumir su desconexión con el pueblo. Pese a que en Chile estamos bastante lejos del Ecuador del 2000 - y también bastante lejos de que algunos asuman su desconexión con el pueblo -, los autores nos entregan lecciones esenciales en el enfrentamiento de problemas sociales complejos.

Así, una de sus tesis es que Mahuad - hombre capaz y bien formado - había malentendido los problemas a los que se enfrentaba. Como alcalde de Quito, el ecuatoriano estaba acostumbrado a una forma de actuar paternalista y a entregar soluciones rápidas a los ciudadanos. Como presidente renunció a cambiar su estilo y mirada, con la dificultad de que la situación era distinta, pues ya no podría hacerse cargo con sólo una buena gestión de problemas que exigían un cambio social.

En un contexto como el chileno – sumado a un escenario internacional donde reina el populismo – ésta puede ser una gran preocupación en miras a las presidenciales. Vemos cómo van apareciendo más que nunca antes esos “políticos anti-políticos” que prometen acabar con el “establishment” y entregan soluciones facilistas. El gran problema es que en contextos de desafección es bastante fácil olvidar que nuestras dificultades sociales están lejos de solucionarse con medidas facilistas, y acá Mahuad nos puede dar cátedra.

Los mismos autores norteamericanos, en otro de sus libros, nos recuerdan a figuras como Václav Havel o Lech Walesa, símbolos a la hora de enfrentar problemas sociales complejos sin caer en la condescendencia populista. Como ciudadanos entonces, podríamos comenzar por instar a nuestros candidatos a ser valientes y no caer en esa visión de poco esfuerzo, tan propia de los contextos de desafección.