Columnistas

Nadie puede invocar su propia torpeza

Pedro Fierro Zamora Director Estudios Fundación P!ensa

Por: Pedro Fierro Zamora | Publicado: Viernes 23 de septiembre de 2016 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

“Nemo auditur prorpiam turpitudinem allegans” es un clásico principio del derecho que suele traducirse como: “nadie puede invocar su propia torpeza”. Pese a que esta idea está más que presente en la argumentación jurídica, aún no se ha logrado expandir – al parecer – a la argumentación política.

En los últimos días se han manifestado diversos reparos frente a la reforma que permitiría elegir intendentes este 2017. Dentro de las ideas que transversalmente más se repiten, se ha señalado que el actual proyecto contempla autoridades incompetentes y sin recursos. Sostienen que sería precisamente la discusión apresurada y poco meditada la que nos dejaría con “intendentes de papel” y “elecciones simbólicas”.

Es indudable que respecto al fondo bastante razón tienen, pues de poco sirven intendentes sin atribuciones. Sin embargo, conociendo sólo un poco la historia del proyecto podríamos pensar que varios interlocutores “se están aprovechando se su propia torpeza” al estructurar sus argumentos. ¿Por qué?

Si bien mucho le preocupa al oficialismo la existencia de intendentes incompetentes, bien poco le importó al momento de ingresar el proyecto de descentralización política (elección) por el Senado, cuando el de descentralización administrativa (competencias) se estaba discutiendo en la Cámara de Diputados. Fue esta “negligencia” la que impidió tratar ambos proyectos en conjunto desde un inicio, desechando la posibilidad de una discusión enriquecida.

Si bien mucho les importa a los parlamentarios la existencia de autoridades regionales sin recursos, bien poco les preocupa a la hora de presionar al ejecutivo para el envío de la reforma sobre rentas regionales. Pese a un año de retraso, la desidia continúa y nadie se pronuncia al respecto.

Si bien se critica un debate apresurado y poco meditado, ¿por qué nadie dijo nada cuando el proyecto – ingresado hace casi 2 años – pasó todo el 2016 estancado sin las urgencias necesarias para acelerar esa “discusión responsable”?

En definitiva, se nos ha reiterado que lo que está detrás del debate es “hacer las cosas bien”. El problema es que quienes lo dicen son los mismos que han transformado sus actos de desidia y negligencia en argumentos para oponerse al proyecto. Esto es lo que nos hace pensar que tras estas ideas subyacen motivaciones tan prácticas como mezquinas. Esperemos que el “cosismo” político no se imponga nuevamente.

Lo más leído