Padre Hugo Tagle

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Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 8 de junio de 2015 a las 04:00 hrs.
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Es lo que duró la entrevista de la Presidenta Bachelet con el Papa Francisco. Conversando se entiende la gente. Fue un diálogo al que se le dedicó tiempo. Si ellos le pudieron dedicar tiempo a conversar, sin fijarse tanto en el reloj, tanto más lo podrá hacer cada uno de nosotros. Cuando veo a algunos que se les dan de importantes, mirando siempre el celular o el reloj, con cara de circunstancias, apurados, pienso en que, en efecto, son los menos importantes. Muchos se las dan de imprescindibles y resultan ser los más prescindibles de todos.


Y volviendo al Papa y el encuentro con la Presidenta, me alegro por ella. Tiene que haber sido un encuentro de mirada amplia, en que se tocaron muchos temas delicados: Relación con los países vecinos, Araucanía, pobreza, vida, educación. Quien habla del hombre, piensa siempre en un arcoíris de temas. Quien habla de la vida, ataca a su vez la vergüenza de la desigualdad y pobreza. Quien habla de la pobreza y marginalidad, debe referirse al cuidado y protección de la vida siempre, desde su nacimiento hasta el ocaso natural.


Ojalá este buen hábito de conversar con altura de miras lo ejercitemos aquí. Es sabido que la Presidenta no es creyente pero, así y todo, no le faltaron temas. Podemos imaginar que en algunos puntos no hubo acuerdos, pero en otros sí. Y a los seres humanos, son más los puntos que nos acercan que aquellos que nos dividen. Lo he dicho antes: un país pequeño como el nuestro no puede darse el lujo de estar en constantes rencillas que solo frenan, congelan nuestras posibilidades de un desarrollo justo. Atender las necesidades de los más postergados es la mejor defensa de la vida.


En ese sentido, una palabra sobre la posible despenalización del aborto. No es necesaria. La práctica médica ha diseñado protocolos para abordar situaciones límites sin necesidad de un cambio en la ley. Ello solo abriría un camino para un aumento de los abortos en Chile. Ahora bien, quien dice "No al aborto" debe decir a reglón seguido, no a la discriminación, a la pobreza extrema, a la marginación, a los malos trabajos, a las injusticias en tantos campos que impiden la vida. Hablar solo contra el aborto no es defender la vida: se transforma en una cortina de humo para distraer la atención ante otros problemas ¡que justamente atentan contra la vida! No fijarse en eso no es defender la vida: es atacarla e impedir su nacimiento; una solapada forma de aborto. El Papa Francisco habló hace unos días de la vergüenza de la pobreza de muchas familias en el mundo. Esos sí que defienden la vida. Aprendamos de ellos.

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