El perdón

Padre Hugo Tagle

El Papa Francisco llamó a un año jubilar de misericordia, para que todos los cristianos vivan y experimenten más profundamente el perdón de Dios y, a su vez, sean signo de ese perdón y misericordia divinas en medio del mundo. "Dios no se cansa de perdonar", ha repetido muchas veces.

Quien se sabe pecador, reconoce sus faltas, puede perdonar con mayor facilidad. Todos somos pecadores. Cuidado con la arrogancia, de creerse perfecto, apuntar con el dedo a los demás y decirles cómo deben actuar. "¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano", (Mt 7,5) dice Jesús. Las palabras más severas de Jesús son contra los arrogantes y soberbios.

El Papa invita a acercarse al sacramento del perdón. Tanto lo alienta, que incluso un pecado de gran gravedad y reservado para los obispos, como es el aborto, podrá ser perdonado por todos los sacerdotes. Dice el Papa: "Uno de los graves problemas de nuestro tiempo es, ciertamente, la modificación de la relación con la vida. Una mentalidad muy generalizada que ya ha provocado una pérdida de la debida sensibilidad personal y social hacia la acogida de una nueva vida. Algunos viven el drama del aborto con una consciencia superficial, casi sin darse cuenta del gravísimo mal que comporta un acto de ese tipo. Muchos otros, en cambio, incluso viviendo ese momento como una derrota, consideran no tener otro camino por dónde ir.

Pienso, de forma especial, en todas las mujeres que han recurrido al aborto. Conozco bien los condicionamientos que las condujeron a esa decisión. Sé que es un drama existencial y moral. He encontrado a muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa.

Lo sucedido es profundamente injusto; sin embargo, sólo el hecho de comprenderlo en su verdad puede consentir no perder la esperanza. El perdón de Dios no se puede negar al que se ha arrepentido, sobre todo cuando con corazón sincero se acerca al Sacramento de la Confesión para obtener la reconciliación con el Padre Dios. También por este motivo he decidido conceder a todos los sacerdotes para el Año jubilar, la facultad de absolver del pecado del aborto a quienes lo han practicado y arrepentidos de corazón piden por ello perdón".El Papa Francisco, sin restar en lo más mínimo importancia a la gravedad del aborto, invita a acoger, perdonar y con ello iniciar una profunda conversión.

La misericordia de Dios es infinita. Así lo debemos experimentar. Es fuente de aprendizaje e imitación para todos.