Rafael Mies

El fin de la tecnocracia

Por: Rafael Mies | Publicado: Jueves 4 de julio de 2013 a las 05:00 hrs.
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En estas primarias, prácticamente todas las empresas que trataron de predecir algún comportamiento del electorado se equivocaron. No fueron errores menores ni sesgos estadísticos. Fallaron prácticamente en todo. La masa electoral fue casi tres veces la mejor estimación,


Bachellet sacó bastantes más votos que los que proporcionalmente le habían presupuestado y arrasó en zonas como Constitución donde se había predicho un “voto castigo” efecto terremoto. La distancia en adherentes a la candidatura de Andrés Velasco, respectos de los otros candidatos de la “Nueva Mayoría”, era tan impredecible que él hoy lo festeja como un triunfo mayor. Los vaticinios no sólo daban por triunfador a Allamand, sino que además sostenían que a mayor número de electores de la Alianza esta probabilidad aumentaba. Sucedió exactamente lo contrario. También se pronosticó un voto duro en zonas rurales, principalmente agrícolas para Orrego, tampoco fue así. En definitiva, un nuevo chascarro de los modelos predictivos.

Hannah Arendt, en su libro “La condición humana” ya sostenía con fuerza: “No se fíe usted del que pretende narrar la historia sino de la historia …” y la historia más reciente nos muestra que cada vez resultan menos eficaces los modelos predictivos en materias humanas.

Esta reflexión no es sólo para el mundo social y político, también lo es para el económico y empresarial. No es menor que la economía cada vez se vaya reduciendo más al campo académico y pierda valor práctico, incluso la ciencia de la administración queda cada vez más corta para explicar el éxito o fracaso de un emprendimiento.

Creo que las señales que se están recibiendo en materias predictivas o “tecnócratas” nos muestran que debemos revisar aquellos presupuestos sobre los cuales durante este último tiempo hemos dado soluciones a las necesidades de las personas y la comunidad en general.

Thomas Kuhn, en su libro la estructura de las revoluciones científicas de 1962, propuso que la mirada científica de las cosas estaba marcada por amplios consenso de la comunidad, que validan determinadas teorías y pasan a ser los “paradigmas” con los que entendemos la realidad. Sin embargo, las teorías mueren cuando aparece una nueva teoría o la propia realidad se impone desacreditando la antigua mirada.

Llevado al mundo práctico, social y empresarial esto implica una nueva mirada de la empresa como organización humana. Una nueva mirada a los roles y a los liderazgos internos. Las herramientas clásicas de reclutamiento selección y retención de talentos; sistemas de incentivos, etc. están demostrando ser inoperantes a la hora de gestionar y retener personas. En cambio, la humildad, la adaptabilidad, la escucha activa, las comunicaciones más abiertas, parecen ser los nuevos paradigmas en los cuales se construyen relaciones más sostenibles.

Lo que pasó en materia predictiva con estas primarias es un buen síntoma del fin de la tecnocracia y un llamado a la reflexión sobre cómo enfrentar un mundo cada vez menos predecible pero, por lo mismo, más desafiante y lleno de oportunidades.

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