Cotizar es la consigna

n momentos en que prepara una reforma de pensiones de la cual aún no se conocen los detalles, el gobierno envió ayer al Congreso una iniciativa que también resulta clave de cara al delicado panorama previsional que enfrenta Chile, con una etapa de jubilación que se alarga mientras va aumentando la esperanza de vida de las personas: la medida que establece el pago obligatorio de cotizaciones para los trabajadores independientes.

Esta es una medida tan políticamente impopular como técnicamente correcta, de ahí que se haya postergado por varios años, pese a existir consenso sobre su necesidad. Esto último, porque si bien los bajos niveles de ingreso explican en parte el reducido monto de muchas pensiones, un factor de mayor peso son las frecuentes y extendidas lagunas previsionales de miles de trabajadores. Los independientes, que hasta hoy sólo cotizan voluntariamente, son el grupo más relevante en materia de lagunas; de hecho, la Operación Renta 2018 reveló que los independientes que destinaron su devolución de impuestos a pagar cotizaciones previsionales en una AFP fueron un 5,7% menos que en 2017. El problema, lejos de solucionarse, empeora.

Lo anterior implica, según datos de la Corporación de Investigación, Estudio y Desarrollo de la Seguridad Social (Ciedess), que entre 2010 y 2019 un independiente promedio podría dejar de acumular hasta $33 millones por no cotizar regularmente el 10% de su sueldo. Para reducir el impacto de la nueva obligatoriedad, el gobierno plantea un aumento gradual de las cotizaciones previsionales y de salud, de forma que en diez años alcance el 16,5% del sueldo.

La forma de dicha gradualidad será indudablemente objeto de discusión, y desde luego puede ser perfeccionada, pero es claro que una nueva postergación de esta medida sería un severo traspié para la agenda previsional del país, pero sobre todo un duro golpe para las expectativas de millones de trabajadores sobre sus jubilaciones futuras.