Editorial

De la mentira, una lección

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La semana pasada, en una entrevista al diario La Tercera, uno de los miembros más reconocibles de la Convención Constitucional (CC) confesó no padecer cáncer, como había sostenido por años. Sobre la base de una historia personal falsa -que instrumentalizó con fines políticos el muy real y doloroso drama de miles de enfermos de cáncer-, Rodrigo Rojas Vade se convirtió en figura emblemática de la (ya extinta) Lista del Pueblo, en convencional constituyente y en vicepresidente de la Convención.

El engaño, por tanto, no afecta únicamente a sus votantes y aliados políticos -además de sus familiares y cercanos-, sino a la opinión pública, que ha cifrado altas expectativas en la promesa de renovación que encarna la CC (a la que el convencional ha anunciado que renunciará). Es por esto que la reacción de los ciudadanos debe apuntar más allá de una condena de este caso concreto -indispensable, por cierto-, hacia una reflexión sobre el valor de la confianza en la vida pública y de los mecanismos para protegerla.

Esos mecanismos son siempre institucionales, y un ejemplo de ello fue el reciente rechazo del Servel a cientos de candidaturas parlamentarias y de Cores para noviembre próximo, incluyendo a tres postulantes a la Presidencia de la República. La falta de prolijidad en la presentación de tantas candidaturas es el mejor argumento sobre la importancia de contar con filtros y controles en el proceso electoral, como en otros.

Para la ciudadanía, entonces, la lección (y la advertencia) es no dejarse llevar por los discursos que apuestan todo al carisma, a la novedad y a la crítica de las instituciones, y poner más atención en los factores que ayuden a fortalecer y perfeccionar a estas últimas. La frustración y la indignación ciudadanas con muchas instituciones, incluso cuando se justifican, no son sustituto para el respeto a las reglas, el diálogo y, por supuesto, la honestidad. El destino de la Lista del Pueblo debiera servir como recordatorio.

Para la Convención Constitucional, en tanto, es desafío de credibilidad y transparencia es hoy mayor que nunca.

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