Editorial

Economía: expectativas y responsabilidad

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El Imacec de noviembre (14,3% en doce meses) confirmó que la economía chilena terminó 2021 entre las más dinámicas del mundo, y liderando en la región junto a Perú y Panamá. Desde luego, este extraordinario desempeño contrasta con el consenso de las proyecciones para este año, incluyendo el IPoM de diciembre del Banco Central, que esperan que el PIB crezca entre 1,5% y 2,5%, debido a variables como la contracción del consumo, la mayor inflación y la prevista menor inversión, pero especialmente por la sustancial reducción de gasto fiscal que contempla el Presupuesto Nacional 2022.

Fue el nivel histórico de gasto público debido a la pandemia -tanto en ayudas económicas como en la propia emergencia sanitaria-, combinado con el efecto de los tres retiros previsionales adelantados, lo que hizo posible que Chile creciera en torno a un 12% el año pasado. Además de impulsar la inflación por sobre la meta del 3% fijada por el Banco Central, el gasto fiscal dejó al Estado con niveles récord de deuda pública, que en el tercer trimestre del año pasado alcanzó 35,9% como proporción del PIB, con un stock deuda bruta del Gobierno Central por primera vez superior a los US$ 100.000 (102.900 millones de dólares en total), según informa la Dipres.

Esa combinación de anémico crecimiento, deuda pública inédita, menor presupuesto fiscal y alta inflación configura un muy difícil escenario económico para el próximo gobierno. La necesaria tarea de aterrizar expectativas debe comenzar por hacer entender a la ciudadanía esta ingrata realidad, lo que sin duda representa un complejo desafío político, pero sin lo cual se arriesga alentar demandas imposibles de satisfacer siendo responsables en la gestión económica.

Las próximas semanas serán determinantes para que quienes llegarán en marzo a La Moneda entreguen señales de ser conscientes de lo anterior y de lo que ello, inevitablemente, implica para su agenda de gobierno. Desde luego, no se trata de abandonar las promesas de cambio que les dieron la confianza del electorado, sino de congeniarlas con la indispensable responsabilidad política de quien ejerce el gobierno.

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