Editorial

Fluido traspaso del mando

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En una dinámica destacable y cargada de un profundo sentido republicano, en las últimas semanas las máximas autoridades del poder Ejecutivo, partiendo por la saliente presidenta Michelle Bachelet y el presidente electo Sebastián Piñera, han protagonizado una seguidilla de reuniones de trabajo bilateral que restan dramatismo al odioso clima de división que marcó buena parte del devenir político de los últimos años.

Y aunque es cierto que con el correr del tiempo, la atmósfera política puede volver a enrarecerse en la medida que afloren las diferencias entre gobierno y oposición en los distintos temas de la agenda, no deja de ser alentador ver, aunque sea sólo un paréntesis, esta transición respetuosa y armoniosa entre autoridades que, vale la pena recordarlo, lo son en beneficio de todos los chilenos y no sólo de sus electores.

Los nuevos ministros sectoriales han asumido así la posta en cuestiones clave del funcionamiento del Estado, sindo quizás el caso más notable el de los cancilleres (titular y designado), que han protagonizado por estos días jornadas de trabajo intensas en las reuniones preparatorias de los alegatos de la demanda marítima boliviana ante La Haya, fijados entre el 19 y el 28 de marzo próximo.

Es cierto que faltan algunos encuentros de trabajo, como es el caso del Ministerio de Desarrollo Social, respecto del cual el nuevo ministro Alfredo Moreno ha dicho que desgraciadamente no ha tenido la oportunidad de hablar con su antecesor Marcos Barraza (aunque ha estado activo concediendo entrevistas de prensa sobre temas de seguridad interior y relaciones internacionales), pero con lo ya avanzado el mensaje republicano es claro y debe ser relevado.

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