Editorial

Plan de austeridad en el sector público

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Un plan para ahorrar en el sector público un monto de US$ 122 millones al año -unos US$ 500 millones en todo el período de gobierno- anunció esta semana el ministro de Hacienda, Felipe Larraín.

Enmarcada en el objetivo de reducir el déficit fiscal que enfrenta el país -superior al 2% del PIB en 2017- la iniciativa implica limitar “al mínimo necesario” una serie de gastos, como los que se destinan a publicidad y difusión, a suscripciones de prensa y a revistas, publicación de memorias institucionales en formato impreso, además de los que se destinan a representación, protocolo y ceremonias en las carteras, y a la renovación de vehículos. También se definió un tope para horas extras por funcionario, un recorte de viáticos y ajuste en comisiones de servicio dentro y fuera de Chile.

Finalmente, el instructivo contempla menos gastos en honorarios.

Probablemente complejo de llevar a la práctica, este paso de Hacienda representa una positiva y necesaria señal dada la relevancia de perseverar en el restablecimiento de la salud de las cuentas fiscales, incluido el freno del endeudamiento.

Dos reflexiones al respecto: primero, parece recomendable repetir el ejercicio de revisión -cada cierto tiempo- del destino de los gastos, sobre todo porque es real el riesgo de que se incube algún grado de ineficiencia. Y, dos, que el desafío para Hacienda es mayor, en el entendido que aún hay mucha distancia para alcanzar el objetivo de la actual administración de lograr ahorros por unos

US$ 1.250 millones al año y unos US$ 7 mil millones en cuatro, la mitad de lo que se requiere para financiar el programa con que Sebastián Piñera llegó a La Moneda.

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