Cartas

Intervención de precios: quién gana y quién pierde

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Señora Directora:

El gobierno se ha mostrado proclive a mantener determinados precios intervenidos para evitar o acotar sus aumentos. Por ejemplo, ha dicho que congelaría la tarifa del transporte público. De igual forma, aumentó el monto del fondo del sistema MEPCO para estabilizar los precios de los combustibles. En el caso de la electricidad, también opera un mecanismo de estabilización (financiado por las empresas, a la fuerza), el que eventualmente podría aumentarse para que no se agote en el corto plazo.

La lista podría seguir. Si bien puede parecer que este tipo de medidas constituye un beneficio para las personas, es importante mirar la ecuación completa, y para eso falta detenerse en algunas cosas más.

La primera es que los recursos no caen del cielo, y por más que se fije o se acote la subida de un determinado precio, eso hay que financiarlo. Entonces, se está tomando dinero de un bolsillo para ponerlo en otro (los bienes económicos nunca son gratis). El segundo efecto es que al intervenir los precios se entorpece la información que estos entregan. En concreto, un precio más alto es un reflejo de que el bien es más escaso, lo que lleva a producir más y a consumir menos, cerrando la brecha del déficit. No permitirlo distorsiona todo el proceso, con efectos que quizás no vemos de inmediato, pero que sin duda incuban problemas futuros.

Un tercer elemento que resulta interesante de tener en consideración es el mayor poder político que esto acarrea, puesto que para muchos pareciera ser que es el gobierno, luego de un esfuerzo atribuible a ellos, quien nos entrega soluciones, lo que claramente es falso.

En economía no solo debemos mirar los efectos de corto plazo, sino que también, y muchas veces más relevantes, los efectos que están ocultos detrás de medidas populistas unidas a un discurso disuasivo.

Félix Berríos Theoduloz

Economista

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