Carolina Dell´Oro

¿De qué familia hablamos?

En el último tiempo hemos visto, con satisfacción, que la agenda social está copada...

Por: Carolina Dell´Oro | Publicado: Viernes 3 de junio de 2011 a las 05:00 hrs.
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En el último tiempo hemos visto, con satisfacción, que la agenda social está copada por temas orientados a proporcionar bienestar a la vida familiar, enriqueciendo el desarrollo afectivo de las personas y especialmente de los niños, dando posibilidad al país de un verdadero desarrollo de capital humano y social, lo que permitirá a nuestro Chile no sólo un crecimiento económico en el corto tiempo, sino que lograr el desarrollo humano de todos quienes lo componen.

En relación a esto, el domingo en el programa Tolerancia Cero se planteó el tema de las uniones de hecho entre homosexuales, el matrimonio entre ellos y la posibilidad de adoptar hijos.

Quisiera referirme específicamente al tema de la adopción de hijos por parte de parejas homosexuales. Se esgrimió como ejemplo y argumento para apoyarla, la enorme cantidad de hogares monoparentales existentes en Chile, lo que es ciertamente una realidad compleja y difícil. Sobre este punto quiero destacar que aunque no es lo más propicio para los niños, ya que habla de una carencia de imagen parental o maternal, vemos a diario cómo hombres y mujeres hacen un esfuerzo extraordinario asumiendo generosamente la misión de ser padre y madre logrando así que esta carencia tenga el menor efecto posible en los hijos.

También se comentó en el programa que en Chile existe la adopción por parte de hombres o mujeres solteras, lo que es verdad; pero lo que no se dijo es que este tipo de adopción sólo se da en casos muy excepcionales y que son fruto de un exhaustivo análisis previo.

Después de escuchar estos comentarios, no pude dejar de reflexionar sobre el profundo sentido de lo que es la adopción de niños. Esta representa una alternativa de formar familia, tanto para el niño como para el adulto, quienes no encuentran otra vía para llevar a cabo su proyecto familiar.

Pero no olvidemos que el fin último es la necesidad del niño, de modo que la adopción constituye una forma efectiva de intervención temprana para una población infantil altamente vulnerable por su condición de abandono e institucionalización, frente a la cual el mayor desafío consiste en reparar los daños de estas experiencias que provocan carencias significativas en el desarrollo socioafectivo y cognitivo, consecuencia de no contar con un entorno familiar adecuado en el comienzo de la vida. De este modo, la familia otorga al niño un espacio estable en el cual poder continuar su desarrollo con patrones y modelos de vinculación sanos.

Entonces, es deber de la sociedad velar porque cada niño tenga la familia adecuada según sus necesidades particulares. Y dentro de estas necesidades está el tener un referente paternal y maternal, aunque estos no estén juntos en todos los casos. Cada niño chileno merece el mínimo derecho de tener un padre y una madre. Desde esta perspectiva, creo que aunque las parejas homosexuales tengan las mejores intenciones al querer adoptar hijos, no podrán garantizar este derecho básico que es condición fundamental para el desarrollo humano de un país del siglo XXI.

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