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Columnistas

Consumismo de nacimiento

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 2 de febrero de 2017 a las 04:00 hrs.

El ciclo del consumo sin duda ha cooperado con el fortalecimiento de las marcas y les ha permitido navegar aún en años de crisis económica bastante evidente. Los ganchos son siempre diversos. Están las rebajas, por cierto, está la publicidad que apela a la ausencia y al bien deseado. Y están también los nuevos públicos, ávidos consumidores y mediadores entre el producto y el dinero.


Me refiero a los niños. Se nos hacen más evidentes en efemérides como la navidad o los "días de" pero lo cierto es que a lo largo de todo el año, jóvenes e infantes están preocupados por las marcas, los modelos, los valores y la usabilidad de objetos de toda índole.


Sin ir más lejos en el estudio "Nacidos para comprar", la socióloga estadounidense Juliet B. Schor sostiene que "los niños de entre 6 y 12 años, así como los adolescentes, conforman hoy las generaciones más preocupadas por las marcas y el consumo de toda la historia y son las más materialistas".


Estamos formando peligrosamente una generación que es capaz de activar mercados y promover el consumo adulto, pero que a su vez requiere de una supervisión mayor para que no se pierdan las instancias del juego, el encuentro y el ocio, conceptos prácticamente extintos en nuestra sociedad.


Si a lo anterior agregamos algunos datos del estudio del experto en neuro marketing, Martin Lindstrom, donde destaca que "las preferencias sobre distintas marcas se establecen entre los 4 y 5 años estando a los 7 bien arraigadas en nuestra mente" queda aún más claro el interés que existe por parte de los productores en captar a estos potenciales clientes. Agrega además que las empresas saben que los niños que han nacido y que están por nacer son un mercado potencial enorme y buscan con vehemencia nuevas maneras de llegar a ese consumidor.


¿Cómo recuperar entonces ese espacio que antes era de los padres y que hoy parece estar dominado por seres preescolares? Pues bien, dicen los expertos que los padres deben recuperar territorio sin una billetera de por medio. Con experiencias compartidas, con actividades al aire libre y encuentros que fomenten el diálogo y los acuerdos. Que en el afán de educar, un premio no siempre sea lo que anuncia el último aviso televisivo o un nuevo modelo de un dispositivo que ya está en casa, sino la compañía, los valores y la presencia: ese tiempo jamás lo dará ningún producto en el mercado.


A los tres años, un niño promedio puede reconocer cerca de 100 logos de distintas marcas y ha estado expuesto a unos 40 mil anuncios comerciales cada año de su vida. ¿Será del mismo modo capaz de enumerar unas diez emociones y recordar los nombres de sus compañeros de jardín infantil?
Nosotros, adultos formados, somos consumidores más difíciles de convencer. Nuestro cerebro procesa, compensa y evalúa esos estímulos que recibimos a diario y es en esa línea en la cual debemos orientar a estos ávidos y primerizos consumidores. A la antigua, quizás, o asumiendo una cultura más slow que ya ha penetrado en otros (varios) ámbitos de la crianza y sus evoluciones.

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