“Estos son los restos de un jardín infantil Vitamina que estaba acá. Las dueñas de la casa tuvieron que desalojar a Vitamina porque tenían ocho meses sin pagar el arriendo y no le quedó otra opción al jardín infantil que dejar las cosas en la calle… La gente está aquí recogiendo las cosas que le sirven”. Las palabras son del youtuber Julio César Rejón en un video que compartió la semana pasada en su cuenta de Instagram @julitotecuenta.
En él, se muestra lo ocurrido el sábado pasado en la ahora exsede del jardín Vitamina ubicada en Isabel La Católica: un desalojo total del inmueble que dejó cunas, sillas, juguetes, trabajos manuales de niños y una gran cantidad de material parvulario en plena calle. A la fecha, el video acumula 1,5 millones de visualizaciones.
La red de jardines y salas cuna Vitamina fue creada en 2005 por el ingeniero comercial de la U. Adolfo Ibáñez, Alejandro Bascuñán. La idea inicial era crear una cadena que ofreciera el servicio de educación parvularia a los hijos de empleados de empresas ligadas al mundo del retail, las finanzas, la salud, entre otros.
Su primera sucursal abrió a mediados de 2006 en pleno aeropuerto Arturo Merino Benítez. Para ese entonces, el listado de socios consideró un grupo de importantes figuras en el mundo empresarial: Antonio Cruz, fundador de la administradora Aurus Capital; Gonzalo Larraguibel, fundador de Virtus Partners: Carlos Cáceres, expresidente del Banco Central; y Gonzalo Bofill; presidente de Empresas Carozzi. Estos últimos dos, informó DF años atrás, vendieron su participación en 2017.
En 2019, Vitamina se vendió en su 100% por un monto cercano a los US $80 millones a dos fondos internacionales: Lightrock, de origen inglés, y Península, family office brasileño al mando del empresario Abilio Diniz. Alejandro Bascuñán, por su parte, se mantuvo a la cabeza de la operación.
En su momento peak, Vitamina llegó a tener cerca de 67 sucursales operando en Chile y se posicionó como la red de educación inicial más grande del país.
En 2019, con expectativas de expansión internacional, la compañía aterrizó en Brasil y proyectó la apertura de 120 sucursales en dicho país y otras 10 en Santiago. Sin embargo, la pandemia cambió los planes de la compañía.
Adiós Brasil
Fuentes cercanas a Vitamina aseguran que el encierro por Covid-19 significó un golpe extremadamente duro para su operación. Los ingresos se fueron a cero, dejaron de recibir niños, y, por tanto, la cadena tuvo que comenzar a renegociar con proveedores y arrendatarios. Esa crisis afectó directamente el corazón del negocio: su operación en formato presencial.
Entonces, se puso en marcha un plan de emergencia: los recursos que estaban pensados originalmente para inyectar en su expansión a Brasil, tuvieron que ser destinados a sostener la operación en Chile.
A fines de 2023, Vitamina terminó su relación con el fondo brasileño Península y cerró las 40 sucursales que alcanzó a abrir en ese país.
¿Múltiples razones sociales?
En Chile, la eficiencia de la operación de Vitamina ha demorado en recuperarse. De hecho, fuentes cercanas a la administración de la compañía aseguran que recién este 2025 están recuperando la cantidad de niños que alguna vez recibieron previo a la pandemia.
El escenario en tribunales civiles y laborales de Santiago, sin embargo, no es tan esperanzador: durante los últimos cinco años, las demandas que extrabajadoras e inmobiliarias han interpuesto en contra de Vitamina no han parado de aumantar. Los motivos son recurrentes: no pago de cotizaciones o incumplimiento de contratos laborales –en el caso de parvularias o extrabajadoras–, y pagos atrasados, o no pagos, de arriendos.
Ejemplo de lo anterior es el caso de la exfuncionaria y exdirectora durante dos años y nueve meses de la sede de Vitamina ubicada en calle Callao, Natalia Salinas, quien reclama que la compañía le debe cerca de $15 millones en indemnizaciones de diverso tipo. Al respecto, su abogado, Óscar Laport, explica a DF MAS que el caso que él representa “no es un hecho aislado, sino parte de un patrón más amplio”, dice. “La operación de Vitamina se desarrolla a través de múltiples razones sociales que se traspasan responsabilidades unas a otras, dificultando o incluso impidiendo el cobro efectivo de lo que se adeuda, aún existiendo sentencias favorables”, explica Laport.
Pese a que la denunciante se autodespidió en mayo de 2024, su audiencia de juicio será en 2026, debido a la renuncia de los abogados de la contraparte, “lo que retrasó de manera significativa la tramitación. Esto evidencia una estrategia clara: ganar tiempo a costa de los derechos de las personas”, dice Laport.
Adicionalmente, hasta la fecha, la cadena ha recibido tres solicitudes de liquidación forzosa, es decir, de quiebra. La más reciente –que se suma a una interpuesta por la Inmobiliaria Apoquindo y otra por Global Media, en marzo y abril de este año, respectivamente– fue una ingresada por la compañía de seguridad BTCO el pasado 26 de junio. En el escrito presentado, la defensa de la empresa aseguró que Vitamina comprometió el pago de una deuda de $110 millones en 11 cuotas, de las cuales solo pagó la primera (y un tercio del monto acordado).
Los desalojos
Volvamos al caso del desalojo. Fuentes cercanas a la mujer dueña del inmueble –de 93 años– confirman a DF MAS que Vitamina no pagó durante todo este año el monto acordado por el arriendo que ha utilizado por cerca de 15 años. Tras ocho meses sin recibir los abonos pactados, la situación se volvió insostenible: el inmueble era la principal fuente de ingresos de jubilación de la dueña y no estaban prosperando las negociaciones entre abogados para recibir los pagos faltantes. ¿Consecuencia? El desalojo total del lugar con presencia de Carabineros.
Hasta la fecha, otras sucursales de Vitamina han vivido una situación similar, entre ellas, las ubicadas en las calles San Sebastián y Napoleón, en Las Condes, y la exsede ubicada en Nueva Los Leones, en Providencia. Esta última fue desalojada en marzo de este año. Sin embargo, a diferencia del caso viralizado en redes, este suceso ocurrió a mitad de semana, con niños al interior del jardín.
“A las 12 del día me llamaron diciendo que estaban desalojando el lugar desde las 10 de la mañana. Yo llegué y me topé niños llorando y tías muy angustiadas porque estaba Carabineros adentro y estaba todo afuera: las cunas, las sillas, las mesas, todo. Fue realmente caótico”, cuenta una exapoderada del jardín a DF MAS. Sobre aquel caso, la mujer cree que las parvularias no recibieron previo aviso –varias de ellas quedaron en shock, dice– sin embargo, especula que sí sabían que era una situación recurrente en la cadena. “Una de las tías nuevas ya venía de un desalojo”, dice. Pese a que a los apoderados se les ofreció trasladar a sus hijos a otra sede de Vitamina ubicada en Plaza Las Lilas, la mujer asegura que decidió retirar a su hija de la cadena a fines de abril.
20 años más
Fuentes cercanas a la administración de la operación de la compañía aseguran que Vitamina se encuentra en pleno proceso de aliviar el “quilombo” que dejó la pandemia en el negocio: tuvieron que reducir la cantidad de locales en un 20% y el personal de la casa matriz pasó a ser la mitad.
Sobre las demandas laborales y desalojos, cercanos a la firma aseguran que la empresa prevé estar un año más “en fase de recuperación” y trabajando para ordenar los gastos de la compañía. Para el segundo semestre de 2026, prevén que Vitamina esté lista para continuar su expansión.
Y acerca de las solicitudes de quiebra, fuentes ligadas a la operación aseguran que la cadena se mantiene optimista: tal como llevan 20 años en el rubro, aseguran que aún les quedan 20 más.