Había dado algunas señales. En su charla TEDxVitacura el año pasado, en comentarios en internet, en un par de conversaciones más distendidas. Pero el influencer de finanzas Francisco Ackermann (37) -que tiene tres podcast; un Instagram y un Tik Tok que suman un millón de seguidores; dos libros que han sido best seller; que acaba de dejar en stand by su streaming de educación financiera, Finup; y que hace unos meses echó a andar su propio broker inmobiliario- no había contado la historia completa. Los detalles de por qué su madre, Mónica Marín, viuda prematura que debió hacerse cargo sola de sus cuatro hijos, ha sido uno de los motores, una de las principales inspiraciones, de lo que él hace hoy. En algunos momentos de este recuerdo, el hijo no podrá evitar las lágrimas.
A su madre la llamaban Mona. Se había casado joven, a inicios de sus 20, con el marino Hugo Ackermann, segunda generación de alemanes en Chile, quien luego pasó a la vida civil y ocupó cargos ejecutivos en empresas como Consorcio. Tuvieron cuatro hijos: Rodrigo, Felipe, Cristóbal y Francisco. El último tenía apenas un año cuando el padre murió de cáncer pulmonar. La madre, que recién pasaba sus 40, se hizo cargo de la casa y se convirtió en la única proveedora, pese a que no tenía abultada experiencia laboral previa ni estudios universitarios. Pero tenía algo claro: no quería que bajaran el nivel de vida, ni dejaran de vivir en el sector oriente, ni que los hijos abandonaran la educación privada. Hizo de todo, a veces con más de un trabajo al mismo tiempo. Tuvo un quiosco en un colegio, una cafetería en una clínica, vendió seguros, trabajó en una florería, usó su auto como transporte escolar.
Esta es la historia que recuerda el hijo menor.
“Dormí con mi mamá hasta mis 14”
“Mis primeros recuerdos de mi mamá son trabajando, llegando muy tarde. Yo sin entender, porque era niño. Eso me causaba ciertos resquemores complejos, pero lo entendí de adulto: se quedó sola con cuatro hijos, era evidente que tenía que trabajar. Yo la esperaba, y cuando ella llegaba me daba un abrazo, me regalaba un chocolate. Mi afición a los dulces va por ahí. Estaba ausente, pero no era distante. Era muy cariñosa, alegre, simpática. Eso debo decirlo también. Yo era muy regalón de ella, tenía mucha diferencia de edad con mis hermanos, entre 20 y 10 años. Dormí con mi mamá hasta mis 14 años.
Recuerdo cuando hacía de furgón escolar en las mañanas; a mí me echaba en la maleta del auto para tener espacio delante para llevar a los niños. Mi mamá siempre tiraba chistes, tallas. Tenía muy buen humor. Se preocupaba además de que hubiera unión en la familia, de cuidar la relación entre los hermanos. Y claro, proveía para que todo funcionara, para que nosotros no notáramos ningún cambio desde el punto de vista financiero, por así decirlo. Mi mamá se esforzaba mucho, teníamos hasta nana. Yo en esos años siempre viví en esta burbuja.
Yo no notaba si habían problemas financieros. Ni siquiera en los veranos. Siempre hubo vacaciones, aunque fueran dentro de Chile. Sin lujos, claro. Mi mamá fue muy amiga de Ángela Sánchez, que era la señora de Tito Fouillioux. Yo conviví mucho con ellos. Fui siete veranos con Tito de vacaciones, muchas veces a La Serena. Él era una figura paterna para mí en su minuto, así como también lo fue mi hermano mayor -que incluso pagó mi universidad-. Me quedaba en la casa de Tito, era amigo de sus hijos. Yo me instalaba semanas completas en su casa; él me hacía el nudo de la corbata para el colegio. Supongo que mi mamá ocupaba ese tiempo en que yo estaba allá para poder trabajar más. Todo a costo de sí misma.
"Él (Tito Fouillioux) era una figura paterna para mí en su minuto, así como también lo fue mi hermano mayor -que incluso pagó mi universidad-. Me quedaba en la casa de Tito, era amigo de sus hijos".
“Ella vivía el día”
Mi madre gastaba todo lo que ganaba, incluso hasta lo que no tenía. No ahorraba nada. Regalaba mucho también y jamás se compraba algo para ella. Siempre para los hijos. Yo tuve Nintendo, Super Nintendo, GameCube, PlayStation, PlayStation dos, Dreamcast; o sea todos. Tuve todos los álbumes de fútbol, era el primero en completarlos, ella me traía cajas de láminas. Me prometió ir a Disney, ésa fue la promesa durante toda mi infancia, la cual nunca pudimos cumplir. Lo hice yo años después, ya adulto, pero no con ella. Como sea, mi infancia fue siempre súper feliz.
Mi madre no ahorraba, pero sí pudo hacerlo. Si hubiéramos sido austeros, ella me habría comprado menos cosas. Sé que es difícil decirle no al berrinche de un niño, pero ella pudo ser un poco más dura conmigo. Pero eso no estaba en su chip. Ella vivía el día.
En medio de todo eso, en 2004 murió mi hermano Felipe. Un día a las 4 de la mañana un carabinero nos tocó la puerta, abrimos mi hermano Cristóbal y yo. Nos dijo que Felipe había tenido un accidente y que había sido fatal. Lo chocaron unos curados en Las Condes. Él venía de vuelta de un trabajo. Era un hermano muy especial, fotógrafo, le iba muy bien. Tenía 32 años. Era muy regalón de mi mamá, él venía siempre a visitarla, ella lo amaba. Recuerdo que esa madrugada, después que le avisaron, mi madre gritaba y lloraba. Nunca la había visto así. Quedé muy impresionado.
Recuerdo haber ido con ella y mi hermano en auto al lugar del accidente. Cuando llegamos, Cristóbal me dijo que tomara a la mamá para que no se acercara a ver a Felipe. Tuve que agarrarla. Ella me pegaba y me decía: ‘¡Déjame, déjame!’. Yo tenía 14 años. Nunca con mi madre volvimos a hablar de la muerte de la Felipe, de lo duro que fue. Nunca se lo quise plantear. Me daba miedo que se abriera una herida.
Menos de tres días después de la muerte de su hijo, mi madre volvió al trabajo.

Ackermann niño junto a su madre, Mónica.
“Empecé mi metamorfosis”
Mi madre fue una mujer muy fuerte. Conozco personas que han perdido a un marido o a un hijo que dicen que ya no tienen motivos de vida y que el mundo se les fue a negro. Mi madre vivió esas dos muertes y siguió adelante. Siguió, literalmente, hasta que le dio el cuerpo y se agarró la enfermedad. Volcada siempre hacia otros, descuidó su propia salud, probablemente no se hacía tantos exámenes.
Se enfermó joven, a los 60 y pocos ya estaba mal. Tuvo una enfermedad muy rara, que se llama parálisis supranuclear progresiva. Es como un Parkinson, el cuerpo se va poniendo rígido. Te vas paralizando. Es degenerativa, no tiene cura. Ella no tenía los recursos para lograr sostenerla. Entre los tres hermanos la ayudábamos, aunque yo todavía no ganaba casi nada.
Se empezó a deteriorar, a hablar mal. Complicado para ella que siempre había sido una mujer muy conversadora. Se caía, siempre uno la veía con la cara morada o heridas en los brazos. Estas son enfermedades muy denigrantes para quienes, como ella, siguen bien de cabeza. Finalmente terminó en un hogar, porque necesitaba asistencia y allí la cuidaban muy bien.
Recuerdo que en 2020 tuvimos una conversación que para mí fue muy importante. Yo estaba en un momento complicado, con una deuda de $15 millones, que para mí era mucho, y empezamos a hablar de cómo lo había hecho ella, sola, con menos preparación que yo, con cuatro hijos, para sacar todo adelante. Entendí muchas cosas: por qué llegaba tarde, por qué me echaba a veces en la maleta del auto. Hablamos por primera vez de dinero. Hice muchos clicks de asuntos que para mí habían sido dolorosos de niño y que ahora dejaban de serlo. Vi que yo me había escudado en muchas situaciones, como que no tenía papá, que mi mamá estaba enferma, para no mirar mi realidad, mi desorden financiero. No tenía nada, sólo deudas. Debía atinar.
"Entendí muchas cosas: por qué llegaba tarde, por qué me echaba a veces en la maleta del auto. Hablamos por primera vez de dinero. Hice muchos clicks de asuntos que para mí habían sido dolorosos de niño y que ahora dejaban de serlo".
Mi madre había armado un sistema que no era perfecto, pero que funcionaba. De sus aciertos y errores yo saqué lecciones. Empecé mi metamorfosis. Para mi propia situación y para compartirla con otros, para que tomen mejores decisiones. Pensé: ‘Yo puedo aportar en la vida de las personas desde el granito de arena financiero’. Yo hablo siempre de cuatro pilares: hacer un presupuesto, generar dinero -cosa que mi madre hacía muy bien-, ahorrar e invertir. Mi madre, su historia, fue un motor para eso. Sobre todo en el inicio de este nuevo camino. Ella había terminado en una situación financiera muy compleja, porque no se puede pasar por alto el amor propio, hay que ser un pilar de uno mismo también. Entonces dije: ‘A mí no me gustaría ver a más Monas en esas circunstancias’. Ése fue para mí un punto clave.
Si mi madre hubiese tenido educación financiera, su vida hubiese sido otra. Me habría encantado tener los conocimientos que tengo hoy para haber podido aportar y también haber sido yo una carga distinta para ella. Veo las dinámicas familiares que podríamos haber hecho distintas, que habrían significado una vejez muy diferente para ella. No sería ni más feliz ni más triste, pero por lo menos con más recursos para abordar las problemáticas que vendrían en el futuro.
“¿Algo pendiente que decirle?”
Mi madre murió en 2022. Para mí fue fuerte, aunque igual lo esperábamos. Estaba muy mal, muy limitada, ya costaba mucho sacarla del hogar. Era muy frustrante para los hijos. Mi hermano grande me decía que le costaba mucho verla. Creo que fue el que más sufrió.
Un día al almuerzo se atoró con un pedazo de carne. Ya no podía comer comidas sólidas, pero se las arreglaba para pedirle a las enfermeras, ya que en el hogar no le daban esa alimentación. Una de ellas le trajo carne del sur y mi mamá se atoró. En el hogar le sacaron el trozo de carne, pero ella se descompensó. La trasladaron en ambulancia al Hospital del Salvador. Ella, que siempre tomaba sus decisiones impulsivas, había decidido salirse de la Isapre y estar en Fonasa.
Cuando nos avisaron, partimos todos los hermanos juntos para el hospital. Nos estacionamos, nos bajamos, pero caminamos para el lado contrario. Nos dimos cuenta del error y regresamos, pero cuando estábamos a un minuto de llegar nos dicen que se había muerto.

Ackermann camino al colegio, junto a su madre.
¿Si me quedó algo pendiente que decirle? Uno siempre se arrepiente de no haberle dicho más veces cuánto la quería. Me acuerdo que me pedía siempre que volviera a acostarme en su cama con ella, como cuando era niño. Pero yo ya era grande y le decía que dejara esa idea. La abrazaba un rato, pero ya como medio mañoso. Y claro, podría haberlo hecho más, qué me costaba”.
¿En qué está hoy el finfluencer?
“Tengo tres podcast: Aprende inversión inmobiliaria, Con Peras y Finanzas -que es el más escuchado del país en materia financiera- y Finanzas al desnudo, que es en un tono más lúdico para llegar a más gente.
Como influencer, hoy soy el rostro más importante de Chile en materia financiera, con 620.000 seguidores en Instagram y 570.000 en TikTok. La plataforma de educación financiera Finup la tengo medio en stand by, porque cuesta mucho llevarla a cabo, requiere muchos recursos.
Estoy con Ackermann Propiedades, que empezamos este año con mi señora. Yo trabajé diez años en el tema inmobiliario, así que lo conozco. La idea es crear una marca sólida, boutique, que las personas puedan invertir en propiedades de forma tranquila, con alguien que sabe.
Tengo también porcentajes chicos de muchas empresas como inversionista ángel de emprendimientos normalmente relacionados al mundo inmobiliario o al financiero.
Y estoy escribiendo mi tercer libro. Será sobre inversión inmobiliaria, que es mi nicho. Mi idea es que mis libros vayan anichándose. Los primeros eran más masivos. Este último es inmobiliario. Y el cuarto me gustaría infantil, pues la educación a ese nivel es muy importante.
Tal como pedía la CMF, me certifiqué como asesor financiero. Eso es súper relevante para mí. Algo que me enseñó mi mamá siempre es hacer las cosas bien. Así que desde que tengo noción de hacer negocios es con factura; nunca se me ocurrió hacer negocio en negro. Entonces cuando la CMF dijo que había que hacer algo, inmediatamente hice el examen. Después dijeron que el examen no es suficiente, que hay que hacer una empresa y una serie de trabas, tener informes, contratar una persona de riesgo para poder hablar de finanzas en simple. Fui el primero de los influencer 100% financieros en certificarme”.