Sin duda, los gobiernos corporativos de las grandes empresas hacen lo que está a su alcance por agregar valor en sus organizaciones. Sin embargo, hay un tema que a la luz de las cifras sigue sin el debido control experto: los activos inmuebles. En efecto, hay una serie de riesgos que acechan a los activos de las empresas, temas que al ser de origen muy técnico parecieran no constituir una amenaza. Sin embargo son una realidad.
La delicada situación que han enfrentado varios fondos de inversión y administración de activos financieros e inmobiliarios, debido a graves fallas en sus controles de gestión y de procesos, tienen directa relación con el entendimiento de los riesgos que las empresas son capaces de identificar y cómo los pueden anticipar, mitigar o transferir.
El efecto de la falta de control de riesgos, sin duda, genera una fuerte desagregación de valor, lo opuesto al encargo que todos los ejecutivos recibimos de nuestros directorios y accionistas.
Veamos qué sucede, por ejemplo, cuando hablamos de los activos inmuebles de una empresa, sea o no sea ésta inmobiliaria.
En la mayoría de las empresas todos saben que los inmuebles son una parte relevante del patrimonio o por lo menos, suman un monto significativo en dinero. Sin embargo, pareciera que aparte de hacer gestiones como pagar las contribuciones cuando corresponde, encargarse de los guardias de seguridad, “apagar incendios” en temas como los vecinos que reclaman, la patente que no se renovó y otros asuntos operativos sobre los que se reacciona, no vemos que las organizaciones tengan una cultura que les permita identificar y cuantificar los reales riesgos inmobiliarios.
Generalmente tampoco hay un plan para revisar la madurez de los controles que se han establecido y qué tan eficientemente funcionan sobre riesgos dinámicos en el tiempo. Incluso es detectable la poca conexión entre los planes estratégicos y objetivos de las organizaciones y la estrategia con que se conducen los inmuebles, por ejemplo, en temas de riesgo normativo, riesgo reputacional, legal, etc.
De hecho, no son pocas las empresas propietarias de paños de terrenos o inmuebles de alto valor y potencial inmobiliario que se han visto perjudicadas con cambios inesperados en las normativas emanadas de la autoridad, tales como normas especiales, cambios en planes reguladores, etc. Todas medidas que han generado pérdidas importantes, las que en muchos casos pasan desapercibidas por la misma falta de foco por parte de la empresa hacia sus activos inmobiliarios.
En los últimos años, el valor de los activos se ha incrementado notablemente. Basta salir a la calle y ver la infraestructura que nos rodea, de hecho es lo que mira el Servicio de Impuestos Internos (SII) para retasar los inmuebles.
En las empresas tenemos que darnos cuenta que el valor de nuestros activos cambió, hoy es más alto y como todos sabemos, a mayor inversión mayor riesgo. Por la tanto es un deber mejorar nuestras políticas de riesgo y hacer un diagnóstico experto para mitigar los posibles impactos.