Fernando Reyes Matta

¿Qué puede traer este Congreso del PC de China?

Por: Fernando Reyes Matta | Publicado: Miércoles 18 de octubre de 2017 a las 04:00 hrs.
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Hoy se inicia en Beijing el encuentro mayor de la conducción política de ese país: el Congreso del Partido Comunista de China. Ya eso nos convoca a dos preguntas que algunos analistas han colocado en estos días: ¿es un partido político al estilo de lo que conocemos en occidente lo que conduce los destinos de China o es más un "sistema político" con raíces profundas en la estructura burocrática y administrativa vertical que por siglos gobernó ese país? Y la segunda, también significa: ¿cuán comunista es hoy el partido que gobierna los destinos de China en su devenir por el siglo XXI?

Hoy se inicia en Beijing el encuentro mayor de la conducción política de ese país: el Congreso del Partido Comunista de China. Ya eso nos convoca a dos preguntas que algunos analistas han colocado en estos días: ¿es un partido político al estilo de lo que conocemos en occidente lo que conduce los destinos de China o es más un “sistema político” con raíces profundas en la estructura burocrática y administrativa vertical que por siglos gobernó ese país? Y la segunda, también significa: ¿cuán comunista es hoy el partido que gobierna los destinos de China en su devenir por el siglo XXI?

La cita convoca a más de 2.000 delegados que han llegado allí tras un proceso de selección desde las Asambleas Populares municipales, distritales, provinciales y de las ciudades claves del país. Detrás hay varios meses de debates, donde las corrientes o tendencias al interior de ese partido de 80 millones de militantes para un país de 1.370 millones de habitantes, han confrontado posiciones. Al congreso se llega con muchas visiones ya consolidadas, pero donde aún las deliberaciones en las comisiones y en los pasillos terminan por afinar quiénes serán los integrantes de la pirámide central del poder: los 200 y tantos del Comité Central, los 25 del Politburó y –lo más importante– los 7, o lo que sea que se resuelva, del Comité Permanente a cuya cabeza están hoy el presidente Xi Jinping y el primer ministro Li Keqiang, quienes de seguro seguirán en esos cargos. Detrás de todo ello hay un sistema de reglas explícitas e implícitas, donde lo esencial es buscar dar gobernabilidad a China sin conmociones mayores.

Y allí se llega a la segunda interrogante. El Partido Comunista defiende su condición de tal señalando que en sólo tres décadas ha sacado a cientos de millones de chinos de la pobreza. En los discursos políticos, especialmente de sus principales líderes, la frase más frecuente para hablar de su sistema político es “un socialismo con características chinas”. Pero al mismo tiempo, si bien reconoce al marxismo como guía teórica fundamental, señala perspectivas propias. Xi Jinping fue claro en julio 2016 cuando marcó las diferencias con quienes suponen que nombrar al marxismo implica una conducción política al estilo de las experiencias de los países socialistas del siglo pasado. Entonces señaló que “el PCCh debe adaptar los principios marxistas a la actual realidad de China y ser innovador en la teoría y en la práctica”.

La cuestión principal a la hora del Congreso es qué términos se convierten en referencia determinante para las estrategias a largo plazo. En noviembre de 2012 se agregó a las tareas históricas del Partido Comunista chino la de crear una “cultura ecológica”. Ahora oiremos hablar de innovación, de desarrollos científicos y tecnológicos avanzados, de pasos concretos hacia un país “modestamente acomodado”.

Como hemos señalado en estos días al presentar el libro “China, innovación y tradición”, desde América Latina tenemos el gran desafío de estudiar y buscar entender el devenir de China. No es el país de Mao ni tampoco su actual realidad se explica con el pensamiento de Deng Xiaoping. China está comprometida con nuevos desarrollos de la interacción entre Estado, mercado y sociedad. La evolución de su sociedad –con crecientes sectores de ingresos medios– ha transformado al país en un demandante de calidad en muchos sentidos. Por una parte, en lo que consume. Por otra, en las condiciones de vida que les otorga su entorno. Es un país en desplazamiento a nuevas demandas y nuevos diálogos socioculturales y políticos. Y eso marcará los debates y resoluciones de este XIX Congreso.

Lo que allí ocurra tendremos que tratar de entenderlo desde este lado del mundo, de ver cuándo, cómo y dónde podemos avanzar hacia proyectos compartidos. Las proyecciones de este Congreso serán importantes no sólo para China y su gente sino también para países como el nuestro, crecientemente vinculado al desarrollo de aquella potencia asiática: China está cada vez menos lejos.

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