Gestión Ética: Ser y parecer
José Antonio Garcés
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La ética está íntimamente ligada a la acción. Se aboca al estudio del comportamiento humano y la valoración que hacemos de éste como bueno o malo. No analiza nuestras creencias, ni jerarquía de valores o juicios morales, sino que sitúa el foco en nuestra conducta cotidiana, en el testimonio, no en las palabras.
Entonces, es fundamental el rol que juega la cultura organizacional en el comportamiento de las personas que pertenecen a una comunidad empresarial. Desde los directivos, pasando por los mandos medios y en todos los niveles, quienes tomamos decisiones grandes o pequeñas, estamos influenciados por los valores implícitos que se perciben. Por aquello que está entre líneas, lo que no se declara, pero igual todos hacemos, es decir, la cultura.
De más está decir que los líderes, partiendo por el directorio de la empresa, somos inevitablemente, los que marcamos la pauta para el resto. Aquello que sea tema de debate en una reunión de directorio, será lo que se priorice y se persiga. Si nos remontamos solo a unos años atrás, recordaremos que las materias fundamentales que se discutían en los directorios eran el "bottom line". Es decir, los resultados medibles, las metas y los bonos que el cumplimiento de éstas permitían. ¿Algo malo con ello? Por supuesto que no.
¿Qué temas surgen en las reuniones de directorio que tenemos ahora? Sin duda éstas han incorporado otros elementos y el tema ético. Porque nuestra convicción de haber estado haciendo bien las cosas, fue remecida.
Nos dimos cuenta que pese a todo el aporte de la empresa a la sociedad, teníamos puntos ciegos. A veces sin darnos cuenta tomamos decisiones reñidas a la ética para alcanzar los resultados. Tal vez no supimos cuestionarnos la forma cómo se conseguían las metas, ni donde estaban puesto los incentivos a nuestros ejecutivos.
Hoy, después de todo lo que ha sucedido en el país, nuestra perspectiva ha cambiado. Lo importante ya no es tanto la meta, sino el proceso. Ya no nos enfocamos en lo que estamos haciendo bien, sino en aquello que no estamos haciendo, o derechamente, en lo que no estamos haciendo bien. Esta necesidad de auto revisión, de autocrítica, es relevante por el gran impacto social que tiene la empresa en la actualidad. La responsabilidad que tiene cualquier dirigente de empresa va mucho más allá de conseguir buenos balances, dar trabajo y pagar a tiempo a los proveedores. Es preocuparnos de la dignidad de las personas y aportar al bien común de la sociedad.
Nadie puede en definitiva, restarse del desafío más importante que tenemos como país: reconstruir la confianza y la cohesión social, pilares del progreso. La actual crisis en tal sentido, representa una gran oportunidad de sacudirnos de la inercia, del status quo y de las antiguas fórmulas que nos permitieron un considerable desarrollo material, pero no integral.
Luego del remezón, tenemos en nuestras manos la posibilidad de dar un cambio de timón y trabajar concienzudamente en nuevas reglas que guíen las decisiones que cada día toman nuestros colaboradores y nosotros mismos. Y es justamente a esto a lo que apuntamos en USEC, que quienes detentan posiciones de liderazgo en las empresas, tomen decisiones en conciencia y rectitud.
No más de lo mismo. Lo que antes fue normal y aceptado, hoy ya no lo es. Y está bien. Tendrá efectos positivos la demanda por una mayor transparencia. El eje se traslada del parecer al ser, de la imagen de las apariencias, a lo auténtico. La ética se verifica en la acción, no en un conjunto de buenas intenciones. Cuando corroboramos una y otra vez el comportamiento coherente del otro, se instala la confianza.