GNL en generación eléctrica: ¿y los clientes?

Javier Bustos Salvagno

En los últimos meses hemos asistido en el sector eléctrico a una confrontación, a veces de ideas y otras de eslóganes, en materia de cambios a la norma técnica para la declaración de GNL inflexible en generación eléctrica. Esta discusión ha carecido de la perspectiva de qué es lo mejor para el sistema eléctrico como un todo, que incluye naturalmente a los clientes finales, quienes se hacen cargo de los costos del suministro eléctrico.

Desde la perspectiva de los clientes, apostar por costos de operación estructural y artificialmente bajos por el despacho de GNL a costo cero cuando éste es declarado inflexible, no es apropiado. Pero tampoco podemos obviar que los cambios normativos que restrinjan la existencia de GNL inflexible pueden tener impacto en la disponibilidad óptima del combustible para el sistema eléctrico.

El gas natural es un combustible necesario para la transición energética, siempre que se pueda obtener a precios convenientes. No hay que olvidar que las inflexibilidades del GNL provienen de condiciones contractuales que pueden ser beneficiosas para nuestro mercado: aseguran suministro de este combustible a menor costo. Por lo tanto, propender a eliminar completamente la posibilidad de declarar GNL inflexible ahora o en unos años más es reducir las opciones que tenemos para la operación a mínimo costo del sistema. Podríamos terminar con precios de electricidad más altos, con mayor uso de petróleo diésel.

La norma técnica que salió a consulta pública incluye cambios que apuntan a evitar algunos de los problemas derivados del GNL inflexible (obligación de entrega de información y verificación de esta; considerar alternativas de recolocación de GNL y despacho a costo de oportunidad en vez de a costo cero). Sin lugar a dudas hace falta avanzar en transparencia y trazabilidad del proceso.

Pero también el cambio normativo incluye cuotas de GNL inflexible que deben ser estimadas por el Coordinador Eléctrico Nacional mediante un estudio que se realiza con meses de anticipación a la operación real. El riesgo de errores de proporciones es grande. Además, en los escenarios de incertidumbre que vivimos, es eficiente socialmente que existan volúmenes de GNL inflexible, porque es mayor el arrepentimiento para la sociedad de no haber importado suficiente GNL para crear cobertura ante hidrologías secas, que el arrepentimiento asociado a importar mayores volúmenes, reduciendo la operación de otras fuentes de generación.

El objetivo de política pública tiene que ser cómo se obtiene el suministro de GNL necesario para la transición energética, minimizando la posibilidad de comportamientos oportunistas o que atenten contra la libre competencia y que vayan en contra de la eficiencia del sistema. Es hora de volver a conversar sobre éste en forma racional y constructiva, poniendo los intereses del sistema por encima de los beneficios particulares de corto plazo, o como siempre, los clientes terminaremos pagando la cuenta de decisiones apresuradas.